Jeremy Renner, el nuevo rey de las sagas

Cuando Matt Damon interpretó a Bourne por primera vez en 2002, Jeremy Renner era sólo un aspirante con mucha experiencia en películas para televisión y un papel en un capítulo de 'C.S.I'. 'El caso Bourne' convirtió a Matt Damon en uno de los actores mejor pagados del mundo, mientras el destino todavía juguetearía varios años con Renner hasta darle la posibilidad de saltar a la fama. Durante este tiempo ha recorrido ese sinuoso camino que salva a un actor de ser el rey del 'directo a DVD' -donde apuntaba Renner por su filmografía- a ser una estrella, nominada al Oscar, tras protagonizar 'En tierra hostil'.

Su suerte corrió paralela a la de la película de Kathryn Bigelow, que pasó de ser un film que no encontraba distribuidor en EEUU a un título de culto, al que el apoyo unánime de la crítica llevó hasta el Oscar. Y allí estaba él, con su 'compacto' físico y un rostro hiératico e imperturbable (algo así como un Daniel Craig más pulido) embutido en el traje de un temerario artificiero. «Nunca me he parado a elegir mis papeles por el género, para mí la historia vale más. Por eso he probado con muchos tipos de películas... aunque no me verás en una comedia romántica, me parecen personajes demasiado planos y no me gustan», apunta con socarronería.

Despúes de visitar la guerra de Iraq, se sumergió en los bajos fondos de Boston de la mano de Ben Affleck en 'The Town. Ciudad de ladrones', donde ya ejerció de 'robaescenas'. Precisamente fue Affleck el que le presentó a Matt Damon, «estuvimos un rato hablando pero no salió el tema de la nueva película de Bourne». Al principio la propuesta le inquietó, «estaba realmente confundido, no sabía bien lo que querían, pero cuando descubrí que no iba a interpretar a Bourne y leí el guión, encontré la respuesta a mis preguntas». Y es que Renner encarna en la cuarta película de la saga a Aaron Cross, un agente secreto que forma parte de un programa que el Gobierno quiere 'liquidar'.

Acción, persecuciones, violencia y, sobre todo, dobles identidades. Las claves de la serie se mantienen intactas en 'El legado de Bourne', pese al cambio de protagonista y de director (el guionista Tony Gilroy se pone tras las cámaras). «La verdad es que me vino bien estar en forma, acababa de rodar 'Los Vengadores' y eso se ha notado para la escenas de acción. Aunque me obligaron a bañarme desnudo en agua helada y he tenido que manejar todo tipo de armas de fuego, ¡si hasta aprendí a desmontar un fusil sin mirar!», apunta volviendo a hacer gala de un sutil sentido del humor. Luego más serio, concreta que tampoco ha tenido que asumir muchos riesgos, porque «un ejército de extras velaba por mi seguridad».

En el futuro del actor se presentan la quinta parte de 'Misión imposible' y la segunda de 'Los Vengadores', sin embargo, él prefiere ser cauto: «Una vez ya cometí el error de decir que quería trabajar con un director y... ¡maldición, no me llamó!». Y cambia rápidamente de tema, para explicar que lo que le atraen son los personajes con fallos, «como los que escribió Shakespeare, un genio capaz de entender la condición humana, con héroes imperfectos y villanos simpáticos». Sus numerosos proyectos y la pulcritud con la que maneja su vida íntima han convertido a Renner en uno de los personajes favoritos de los medios de EEUU especializados en 'gossip'. «De momento, la fama no me ha cambiado la vida, todo lo que me está pasando es positivo. Pero eso sí, me molesta que se metan en mi privacidad y se lo hago saber al que lo intenta, a veces de forma no muy educada».

Unos segundos de silencio y, como con una necesidad de confesar, vuelve sobre sus pies: «De acuerdo, Paul Thomas Anderson, es con quién quiero trabajar. Si me llamara no dudaría ni un momento, aunque luego tendría que ver qué le podía aportar a él». De momento, David O. Russell ('The Fighter') y James Gray ('Two lovers') le han reclamado para sus próximos proyectos. El destino parece que se ha puesto de su lado para situarlo al nivel de Matt Damon.