Imagen delSage Moonblood Stallone.
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Hallan muerto al hijo mayor de Sylvester Stallone

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Sylvester Stallone había anunciado su presencia el próximo 6 de agosto en Madrid. Por desgracia, la promoción de ‘Los mercenarios 2’ es ahora lo que menos preocupa al icono del cine de acción. Su hijo mayor Sage, de 36 años, fue encontrado ayer muerto en su apartamento de Mullholland Drive, el área de Los Ángeles retratada por David Lynch en su película homónima. La Policía confirma que «no hay indicios de agresión o actividad criminal». La web de cotilleos TMZ, que dio la exclusiva de la noticia, cuenta que se encontraron botes de pastillas vacíos, por lo que hablan de una presunta sobredosis y recuerdan los recientes casos de otros famosos fallecidos prematuramente a causa de las drogas como Michael Jackson, Amy Winehouse y Whitney Houston.

Sage era el primero de los dos hijos que el protagonista de ‘Rocky’ tuvo con su primera mujer, Sasha.El otro, Seargeoh, es autista. El actor tiene tres niñas con su actual esposa, Jeniffer Flavin. Todo hacía presagiar que Sage Moonblood Stallone iba a seguir la carrera interpretativa paterna. En 1990, debutó con 14 años junto a su progenitor en ‘Rocky V’, encarnando al hijo del púgil. La cinta fue un fracaso y el propio Stallone reconoció tiempo después que solo la hizo «por avaricia». Seis años más tarde, Sage también tuvo un papelito por enchufe en otro vehículo de lucimiento de papá, ‘Pánico en el túnel’.

Amigo de Tarantino

El resto de su corta filmografía como actor se despacha en una línea. Hasta trabajó en España a las órdenes de María Lidón en un oscuro ‘thriller’ de terror que nadie vio, ‘Moscow Zero’. En 1996, Sage fundó junto al veterano montador Bob Murawski la distribuidora Grindhouse Releasing, dedicada a restaurar y recuperar clásicos de ‘serie B’ de los años 70. Su amigo Quentin Tarantino usó la careta de presentación de la compañía en ‘Kill Bill’.

Casado brevemente durante un año, Sage Stallone vivía volcado en sus pasiones cinéfilas como productor y director de cortos. Su fetichismo le llevó a adquirir las míticas lentes de cámara de Stanley Kubrick desarrolladas por la NASA para rodar a la luz de las velas ‘Barry Lyndon’.