FÚTBOL | PRIMERA DIVISIÓN

Victoria de campeón

El Madrid se corona con otra exhibición de personalidad y pegada en un feudo hostil

MADRID Actualizado: Guardar
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El Madrid conquistó su 32ª Liga en San Mamés, un lugar de culto en el que hasta anoche jamás se había coronado. Lo hizo con otra exhibición de carácter, ambición y pegada. Se impuso desde el primer segundo al último a un rival que llega al final de curso muy justito, con resuello apenas para disputar las finales de la Europa League y de la Copa del Rey con las que sueña toda Vizcaya. Había morbo en la grada por el deseo de aguar la fiesta a los blancos, en señal de venganza por la negativa de Florentino Pérez a que el Bernabéu acoja la final del torneo del K.O., pero los campeones acabaron pronto con toda emoción. Mostraron enorme personalidad, la misma de la que hicieron gala cuando vencieron en otros territorios complicados como Pamplona, el Calderón y Camp Nou. Un rey justo, capaz de ganar 15 partidos fuera de casa y de alcanzar 115 goles. Yaún quedan dos partidos. Un monarca inabordable.

Había vencido el Barça al Málaga, lo que obligaba a los blancos a vencer para entonar el alirón, pero era evidente que a los de Mourinho poco les afectaba. Querían coronarse en ‘La Catedral’ con grandeza, con uno de esos triunfos incontestables que acreditan a un número uno en un feudo hostil y ante uno de los equipos de moda. Sí, porque este Athletic se ha ganado el cariño de la afición imparcial por su apuesta alegre y ofensiva, porque sus jugadores luchan como jabatos y porque Bielsa es de esos técnicos que no entienden de especulaciones. Quizá se equivoque en bastantes de sus planteamientos, como le ocurrió ante el Madrid al alinear a Javi Martínez de lateral derecho y situar a Iñigo Pérez muy solo en el eje del centro del campo, pero su puesta en escena siempre es valiente. Y eso lo agradece el espectador porque disfruta de choques de ida y vuelta.

Mourinho sorprendió también en el partido del título. No porque pusiera a Callejón en lugar del sancionado Di María, ni tampoco porque entrase Coentrao en lugar de Marcelo, ya que el portugués juega los partidos de mayor jerarquía. Extrañó mucho más que Higuaín saliera en vez de Benzema. Sobre todo porque se había llegado a publicar que el ‘Pipa’ estaba enfrentado a su técnico, que no jugaría más esta temporada y que en verano se marchará. El caso es que el argentino salió como una moto, dispuesto a hablar sobre el césped y repetir su sonado éxito de hace cuatro temporadas en Pamplona, donde marcó el gol que valió el título al equipo de Schuster. En apenas un minuto, Higuaín se plantó ante Gorka, que salvó el gol con una salida al límite. Tocó claramente el balón y evitó el penalti.

Higuaín enseña el camino

Andaba la afición local preguntándose todavía por qué no jugaba Muniain y sí Toquero -el navarro sufrió una lesión en el calentamiento- cuando el Madrid ya desnivelaba el partido. Poco le afectó a Cristiano errar un penalti pueril por manos de Javi Martínez a cabezazo de Sergio Ramos. Tiró el portugués flojo y por el centro, e Iraizoz pudo rechazar con el pie. El portugués sufría un golpe anímico en su lucha personal contra Messi por el estratosférico récord de goleador, pero no cejó en su empeño. Pronto, apenas tres minutos después, participó en la jugada que acabó en el golazo de Higuaín, quien lanzó un obús con la derecha desde la frontal. Gran jugada por rapidez, ejecución y precisión.

No se habían repuesto aún los leones cuando el Madrid les asestó el golpe definitivo. Otra combinación fugaz, un pase excelente de Cristiano y la definición al primer toque de un Özil que le ganó la espalda a Javi Martínez. El alemán completó un gran partido en el ‘Botxo’. Su calidad es innegable, igual que su visión de juego, su rapidez y su potencia. Cuando a todas esas virtudes suma la motivación, como ocurrió anoche, nos encontramos ante un jugador enorme. Mención especial para un Xabi Alonso magnífico. Por su capacidad para mover al equipo de un lado a otro, bascular, dirigir, ayudar en defensa y meter el pie como es debido, sin remilgos.

El Athletic tuvo un amago de reacción pero no era su noche. Pudo meterse el partido en un lanzamiento de falta soberbio de Iñigo Pérez, pero Casillas realizó una parada excelente. Iker siempre se luce en el feudo donde debutó. En el rechazo, el remate de San José golpeó en Higuaín y se estrelló en el travesaño. Ahí comprobaron los locales que era mejor no morir en el intento de una remontada heroica y centrarse ya en la final del próximo miércoles en Bucarest. Sí, porque la Liga de Campeones ya estaba imposible y el acceso a la Europa League garantizado al jugar la final de Copa ante el Barça. Cuando Cristiano firmó el tercero, al cabecear un córner en el arranque de la segunda mitad, unos ya solo pensaron en los festejos y otros en sus próximos retos. Sobró la expulsión de Javi Martínez por una mano involuntaria y el corte de mangas de Cristiano a Javi Martínez. El luso quería más pero sus compañeros entendieron que era mejor no intentar humillar al rival. El Madrid vuelve a dominar el fútbol español. Mourinho ya tiene su Liga.