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El Gobierno propone a Vargas Llosa dirigir el Cervantes

El Ejecutivo quiere a alguien de relumbre para dirigir la institución sobre la que se quiere gravite toda la acción cultural en el extranjero

MADRID Actualizado: Guardar
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El Gobierno ha propuesto al escritor Mario Vargas Llosa dirigir el Instituto Cervantes, entidad al que el Ejecutivo del PP quiere dar el mayor realce. No es la primera vez que se ofrece a Vargas Llosa regir el organismo. José María Aznar ya lo intentó sin éxito en 1996 y ahora se ha recuperado la idea. Los ministros de Cultura, José Ignacio Wert, y de Exteriores, José Manuel García Margallo, han desplegado todos sus esfuerzos persuasivos para convencer al novelista, remiso a entrar en política desde que fracasó su candidatura a la presidencia de Perú.

El Gobierno quiere a alguien de relumbre para dirigir las riendas del Cervantes, institución sobre la que se quiere gravite toda la acción cultural en el extranjero. Vargas Llosa sería un excelente embajador del idioma español, no solo por su talla intelectual, que ha crecido con la concesión del Premio Nobel, sino también por su agenda política.

Vargas Llosa, que curiosamente no pidió el voto en las elecciones del 20-N para el PP, sino para UPyD de Rosa Díez, tiene acceso directo a muchos mandatorios de todo el mundo, dada su acendrada vocación política.

Reestructuración

Si el autor de 'La ciudad y los perros' dijera 'sí' a Rajoy, el Cervantes tendría que sufrir una reestructuración. Vargas Llosa no se encargaría de la gestión diaria del instituto, dado que el escritor tiene muchos compromisos adquiridos. En caso de que el novelista acepte el encargo, ocuparía la presidencia, cargo desde el que supervisaría el trabajo del director, cuyas responsabilidades serían de orden ejecutivo. Para este cargo sonaba el nombre del actual portavoz de Cultura en el Congreso, Rafael Rodríguez Ponga, quien evitó opinar sobre el asunto.

Los ministerios de Exteriores y Cultura, que se pusieron de acuerdo en defender la candidatura de Vargas Llosa, quieren dotar al Cervantes de un gran peso institucional, para lo cual la figura del Nobel es la más idónea. Lo que se pretende es tener un gran embajador del español desde el punto de vista lingüístico y cultural. No en balde, más de 450 millones de personas hablan el español, a cuyo calor crece una importante industrial cultural.

A García-Margallo compete proponer el candidato para dirigir el Cervantes, mientras que a Wert le corresponde la decisión de designarlo. La institución, dotada de un presupuesto anual de más de 100 millones de euros, tiene abiertos 77 centros en 44 países de los cinco continentes. Su abultada dotación presupuestaria convierte al Cervantes en objeto de disputas entre los departamentos de Cultura y Exteriores. En la etapa socialista, César Antonio Molina pugnó por que la institución se adscribiera a su departamento, pero finalmente ganó la guerra Miguel Ángel Moratinos. La misma batalla se ha producido ahora con igual resultado: el Cervantes se queda en Exteriores.

Hasta que tome el relevo otro dirigente, el instituto es dirigido por ahora por Carmen Caffarel. Por razones demográficas, el porcentaje de población mundial que habla español como lengua nativa está aumentando, mientras la proporción de hablantes de chino e inglés está descendiendo.