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El Barça refuerza su hegemonía tras remontar en el Bernabéu

Pese a encajar el gol más tempranero de un 'clásico' tras un error de Valdés, los de Guardiola impartieron otra lección magistral a los de 'Mou'

MADRID Actualizado: Guardar
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El Barça reforzó su hegemonía en el primer cara a cara de la temporada ante su único rival de un campeonato dicotómico. Con la grandeza que solo distingue a los campeones, se sobrepuso a un gol desgraciado, el más rápido en la historia de los clásicos, remontó por primera vez este curso y sembró un mar de dudas en un Madrid rutilante ante equipos de medio pelo pero varios peldaños por debajo del mejor conjunto del mundo. La magia de los prestidigitadores de Guardiola se impuso al vigor y al alto voltaje en el juego que caracteriza al grupo de 'Mou', quien erró al alinear a Coentrao como lateral derecho.

A su compatriota, errático en defensa y nulo en ataque, le vino enorme este partido. Muy mal tendría que estar Arbeloa para no ser titular. En los duelos individuales, Messi barrió a Cristiano y Alexis completó un partido magnífico como falso delantero centro. Desnudó a Pepe, de nuevo excedido en sus acciones. Tras sufrir su primer varapalo en casa, el Madrid se quedó sin poder igualar el récord de 16 victorias consecutivas del que aún presumen los de Guardiola.

Esta vez, a ningún protagonista se le ocurrió la tontería de filtrar la alineación. Los onces se hicieron oficiales apenas una hora antes de arrancar el choque, sin tiempo para que el rival contraprogramase. Hubo alguna decisión extraña. 'Mou' apostó por un equipo ofensivo pero con matices. Sin el 'trivote' que empleó en Valencia y en anteriores duelos ante el Barça, pero con Özil desde un punto de partida más retrasado para tratar de que los culés no gobernaran con mayoría absoluta el centro del campo. Introdujo a Coentrao y Lass, uno como lateral derecho y otro en la sala de máquinas. Una pésima noticia para Xabi Alonso, que se siente más cómodo y mezcla mejor con Khedira, un futbolista 'box to box', de gran recorrido.

Guardiola marginó a Villa, sufridor esta temporada y víctima del sistema del falso ariete o delantero mentiroso. El coste de Alexis y Cesc supera los 70 millones y es normal que ambos comparecieran en el primer gran duelo del año. Ambos brillaron El técnico catalán apostó en principio por una zaga de cuatro, aunque la presencia de Alves hace que el dibujo varía en cuanto se adelanta. Mascherano, fijo este curso, se cayó del equipo en beneficio del experimentado Puyol, mucho más central que el argentino y, al menos en temporadas precedentes, el tándem perfecto junto a Piqué. A la hora de distribuir los elementos, fue raro ver al principio a Cesc de medio, a Iniesta de extremo izquierdo, a Messi arrancando desde la derecha y a Alexis por el centro. Pero ya se sabe que las permutas constantes de puestos son consustanciales al Barça.

Arranque engañoso

El mejor planteamiento suele irse al traste con acciones como la del primer gol del Madrid, antes del medio minuto. Pero no en este Barça. Fue una jugada más típica del derbi ante el Atlético. Resulta que Piqué, uno de los porteros que mejor juega con el pie del mundo, la pifió y se la regaló a Di María. Tras dos malos disparos y dos rechazos, Benzema no perdonó a bocajarro. Un gol inimaginable en cualquier debate y el arranque soñado para el equipo de 'Mou', que comenzó con presión avanzada pero fue reculando. La consigna del técnico era clara: frenar a Messi a base de ayudas, máxima concentración y, en caso de necesidad, faltas. Pero aun así, el mejor futbolista del planeta se las ingenia para echarse más atrás y fabricar ocasiones de la nada. Uno de sus 'gambeteos' pudo preludiar el empate pero Casillas desvió su disparo raso. En la segunda que tuvo, asistió a Alexis, que la cruzó con tino ante Iker. Coentrao erró atrás. Se quedó enganchado y rompió toda posibilidad de fuera de juego. Media hora y vuelta a empezar.

Tras ese comienzo vertiginoso, el Madrid cedía terreno y al Barça ganaba en presencia. Le costó asimilar el gol pero se vino arriba de forma paulatina. Se adueñó del centro del campo, con Alves cada vez más adelantado y Busquets incrustándose como central en defensa, pero le costaba generar ocasiones porque el rival cerró bien, se juntó en pocos metros y a los culés les faltaba rapidez en la circulación de balón. Intentar hacer la jugada del año en cada ataque es una virtud que acaba transformándose en un problema. El Madrid, en cambio, era mucho más directo. Robo, balón profundo y centro o disparo para acabar las jugadas. Valdés se lució en un lanzamiento algo precipitado de Cristiano, poco participativo en el primer acto y con la sensación de cojear. Del mismo modo, Di María pareció acusar una contractura sufrida casi al principio, tras un recorte de Piqué.

Tras la reanudación, El Barça fue dueño y señor. Tuvo suerte, ya que Xavi agarró una volea y Casillas se vio sorprendido por el golpeo en Marcelo. Con Chamartín enmudecido y los culés crecidos, 'Mou' apostó por Kaká como revulsivo. Y luego por Khedira y, ya a la desesperada, por Higuaín junto a Karim. Soluciones de emergencia para un duelo que el Barça cerró con el 1-3, fruto de un gran centro de Alves y un cabezazo de Cesc, que le ganó la espalda a Coentrao. Tuvo sus opciones el Madrid en acciones aisladas, pero Cristiano no tenía su noche. El fútbol se impuso al músculo. Y 'Mou' tuvo un buen detalle. Se fue a saludar a Villanova antes del final.