Fotografía de archivo obtenida el 14/6/1982 del centrocampista brasileño Sócrates -fallecido hoy en Sao Paulo a los 57 años- durante el partido entre Brasil y la Unión Soviética en el estadio Sánchez Pizjuán, de Sevilla, correspondiente a la primera ronda del grupo VI del Campeonato del Mundo de Fútbol España 82. EFE.
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Sócrates, un 'doctor' en el campo de juego

El exfutbolista, que disputó los mundiales de 1982 y 1986 con la selección brasileña, falleció a los 57 años en un hospital de Sao Paulo, en el que estaba ingresado por problemas derivados del alcoholismo

SAO PAULO Actualizado: Guardar
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El mítico exfutbolista Sócrates falleció este domingo a los 57 años el Hospital Albert Einstein de Sao Paulo por una lesión cirrótica en el hígado provocada por su dependencia al alcohol. Sócrates Brasileiro Sampaio de Souza Vieria de Oliveira (Belém, Brasil; 1954) destacó por su inteligencia y liderazgo tanto dentro como fuera del campo de juego, cualidades que le valieron el respeto de sus compañeros y de la exigente hinchada brasileña.

El ‘doctor’ es uno de los pocos jugadores de la historia del fútbol brasileño en contar con una formación universitaria, tras haberse licenciado en Medicina en la reconocida Universidad de Sao Paulo (USP). Su padre, cabeza de una familia de clase media, trasladó su admiración por los filósofos griegos al nombre de su hijo y le inculcó la necesidad de formarse, más allá del fútbol, en una profesión reconocida socialmente.

Dueño de un juego ágil y efectivo, Sócrates Brasileiro Sampaio de Sousa Vieira de Oliveira calzaba un 37, un número excepcionalmente pequeño para alguien que medía 1,93. Sus pies deformados, con un hueso desencajado en el talón, le permitieron registrar su sello personal con pases de tacón que marcaron su carrera desde que debutó en 1974 en el Botafogo Fútbol Club de Ribeirao Preto, en el interior del estado de Sao Paulo.

Poco después, el exmediocampista pasó al tradicional club Corinthians, con cuya camiseta marcó 172 goles durante su campaña entre 1978 y 1984 y levantó la copa de tres campeonatos paulistas (1979, 1982 y 1983), convirtiéndose en uno de los máximos ídolos de la hinchada alvinegra.

En el ‘Timao’, Sócrates fue uno de los fundadores de la ‘Democracia Corinthiana’, un movimiento que surgió en la década de 1980 y que propugnaba que todas las decisiones del club, como las contrataciones, entrenamientos y concentraciones, fueran tomadas a través de votaciones de todos sus integrantes. La iniciativa, que surgió en plena dictadura militar brasileña (1964-1985), incluía inscripciones en las camisetas de tenor político como: «Yo quiero votar para presidente». De ideología izquierdista y seguidor de Marx, declinó dar el salto a la política como le pidió su amigo Lula.

En 1985, con 30 años, Sócrates fue traspasado a la Fiorentina italiana, donde jugó tan solo una temporada. Un año más tarde, el ‘doctor’ regresó a Brasil para jugar con el Flamengo, club con el que conquistó el campeonato Carioca. En los siguientes años también defendió la casaca del Santos y regresó al Botafogo de Ribeirão Preto, donde colgó las botas en 1989 a sus 35 años.

El genial mediocampista jugó junto a figuras como Zico y Falcao, e incluso llevó el brazalete de capitán de la selección brasileña en las Copas Mundiales de España-82 y México-86. Sócrates era el máximo representante de un equipo que luchaba por conseguir títulos (muchos creen que aquel Brasil es la mejor selección que nunca levantó un Mundial), pero también para hacer disfrutar a la hinchada. «Hay que jugar para que no te olviden», recordó años después. Sus lanzamientos de penalti, sin tomar apenas carrerilla, algunos incluso lanzados de tacón, forman parte del recuerdo para todos los amantes del fútbol. En los últimos años, su cara apareció en unas camisetas ‘vintage’, una muestra más de que Sócrates, cabeza alta, pelo alborotado, barba rizada, trascendió al fútbol para convertirse en una imagen casi ‘pop’.

Fuera de la cancha se caracterizó por tener problemas con el alcohol, los que reconoció tras haber sido dado de alta de su primer ingreso en agosto tras padecer una grave hemorragia digestiva. «Tengo un punto cirrótico. Es una lesión que no es tan grave, pero está localizada en una región sensible del hígado», dijo Sócrates entonces, y precisó que la dolencia fue causada por el alcohol.