ELECCIONES LEGISLATIVAS

Marruecos echa el cierre a una campaña anodina

Tras dos semanas de clima electoral inexistente, solamente jueves pudieron verse por las calles de Rabat caravanas de coches lanzando panfletos con los símbolos

RABAT (MARRUECOS) Actualizado: Guardar
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Marruecos concluye en la medianoche , sin que exista una "jornada de reflexión", una campaña electoral anodina, similar a las existentes hasta ahora pese a que por vez primera se palpa la posibilidad de que los islamistas accedan al gobierno.

"Esto ha sido una 'no-campaña', y se debe a que la gente no tiene mucha fe en la importancia institucional del Parlamento", dijo el profesor universitario y politólogo Larbi Benotmán, en alusión a la percepción popular de que el centro de poder sigue estando en manos del monarca y no hay comicios que cambien ese hecho. Tras dos semanas de clima electoral inexistente, solamente jueves pudieron verse por las calles de Rabat caravanas de coches lanzando panfletos con los símbolos -un camello, una lámpara, una balanza, un tractor o una rosa, entre otros- que identifican a cada partido.

Sin embargo, son pocos los ciudadanos que muestran interés, y aún menos entusiasmo, ante estas elecciones, las primeras después de que el país adoptara una nueva constitución el pasado 1 de julio en la que el rey ha cedido parte de sus poderes.

"Estas elecciones a mí no me importan en absoluto. Más me interesa cómo poder emigrar a Italia o a España", comenta Samir, de 21 años, al que hacen coro Amín y Farid, los tres desempleados y sin el menor interés por el festival electoral que se desarrolla a su espalda, en la ciudad de Salé, vecina de Rabat. Una asociación local había levantado un estrado desde el que distintas personas tomaban el micrófono para animar a votar ante un auditorio inexistente, lo que da una medida de lo que ha sido la campaña.

Según las cifras de la agencia oficial MAP, los más de 9.000 mítines políticos celebrados en Marruecos por los distintos partidos durante toda la campaña han tenido una concurrencia total de 608.000 personas, lo que arroja una media de 64 personas por mitin.

Como símbolo palpable de este desinterés está el hecho de que cuatro de cada diez marroquíes mayores de edad ni siquiera se han inscrito en las listas electorales y no tendrán derecho a voto, por lo que el censo electoral, en lugar de tener a 21,5 millones de personas (los mayores de edad) solo será de 13,6. En las anteriores elecciones de 2007, votó un 37 % de los inscritos en el censo, pero el gobierno reconoció entonces que la tasa real era de un 24 % de los mayores de 18 años.

Diseño de circunscripciones

Los partidos políticos se enfrentan además a un particular diseño de las circunscripciones electorales, que priman a las zonas rurales frente a las urbanas, de manera que muchas ciudades aparecen cortadas en dos o tres distritos que incluyen parte de la población rural de la periferia. Es un secreto a voces que este diseño se ha hecho para perjudicar al Partido Justicia y Desarrollo (islamista), más fuerte en las ciudades que en un campo que se deja influir más por prácticas clientelares de candidatos que reparten regalos a cambio de votos.

Así, en las anteriores elecciones el PJD ganó en número de votos, 9.000 por encima del Partido Istiqlal (nacionalista), pero esos votos se tradujeron en 52 escaños para el Istiqlal y 46 para el PJD. La actual constitución señala que el rey "nombra al jefe de Gobierno dentro del partido político ganador de las elecciones", pero no deja claro si eso se refiere al número de votos o al número de escaños.

Al calor de las elecciones en el vecino Túnez, los islamistas del PJD tienen un discurso ganador y ya prometen una "fiesta electoral" en la tarde del viernes en su sede de Rabat, seguros de su victoria. El secretario general del PJD, Abdelilah Benkirán, cree que incluso el contexto internacional les favorece, ante las victorias islamistas logradas o anunciadas: "¿Si lo han hecho en Túnez y lo van a hacer en Egipto, por qué nos lo negarían a nosotros?".