Angela Merkel. / Efe
CRISIS FINANCIERA

Una cena para la reconciliación

Merkel y Sarkozy intentan poner fin a uno de sus pulsos más sonados con una cita en un castillo flamenco

CORRESPONSAL EN BRUSELAS Actualizado: Guardar
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Angela Merkel y Nicolas Sarkozy intentaron cerrar en la noche del sábado una turbulenta semana con una cena para la reconciliación. Los líderes del eje franco-alemán se citaron en un coqueto castillo flamenco a las afueras de Bruselas decididos a recuperar la sintonía perdida en las negociaciones para reconducir la crisis en la zona euro. Al cierre de esta edición, fuentes diplomáticas especulaban con la posibilidad de que otros dirigentes europeos, entre ellos el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, o el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, se sumaran a la cita.

Francia y Alemania han protagonizado en los últimos días uno de sus pulsos más sonados, lo que obligó incluso al presidente francés a perderse el nacimiento de su hija Giulia por una reunión de urgencia en Fráncfort. Los primeros indicios de que el eje franco-alemán chirriaba emergieron el miércoles. Entonces, Sarkozy tuvo que dejar a su esposa Carla Bruni poco antes de que diera a luz en París.

Aunque en principio sólo se esperaba una conversación telefónica, finalmente el líder galo tuvo que desplazarse a la carrera a Fráncfort para encontrarse con Merkel. Ambos aprovecharon el acto de despedida de Jean-Claude Trichet, que deja la jefatura del BCE a final de mes, para intentar acercar posturas en la elaboración de un plan global para estabilizar la Eurozona.

El encuentro en Fráncfort, que al final se convirtió en una cumbre reducida de la UE a la que también asistieron los dos líderes comunitarios, no ofreció ninguna señal positiva. Más bien todo lo contrario. Apenas unas horas después, ambos líderes anunciaron unilateralmente que la cadena de cumbres de este fin de semana en Bruselas se prolongaría a cuatro días. París y Berlín necesitaban más tiempo para forjar un consenso y convocaron para el próximo miércoles un último encuentro en el que se espera un acuerdo definitivo.

Enfado chino

La extensión de las citas comunitarias sonrojó al presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy. El ex mandatario belga se vio obligado a cancelar la cumbre UE-China del martes, un evento de primera magnitud para sacar brillo a las instituciones comunitarias. La suspensión le valió a Van Rompuy un tirón de orejas de Wen Jiabao, primer ministro chino. El dirigente del coloso asiático atribuyó la crisis de la deuda a "problemas internos" de la UE y reclamó al bloque "reformas financieras fundamentales".

Sarkozy y Merkel se afanan así en solventar un entuerto que el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, calificó como "desastroso" para la imagen de Europa. La cena, a la que también se unieron Van Rompuy y José Manuel Durao Barroso, estaba prevista en el castillo de Bouchout, ubicado dentro del complejo del jardín botánico nacional de Bélgica. El encuentro se celebró en paralelo a la reunión habitual de los líderes integrados en el Partido Popular Europeo. Habrá que esperar hasta el miércoles para saber si el eje franco-alemán ha recuperado la química.