Aznar tensa la campaña al meter a ETA en el debate

El PP afronta hoy la segunda jornada de su convención Nacional. Si ayer fueron Aznar, Ana Mato y Rajoy los responsables de abrir la gran cita de los populares, hoy le toca el turno a la portavoz en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaria y a los presidentes autonómicos. Una jornada que, con casi toda probabilidad, discurrirá por derroteros muy diferentes tras el acto protagonizado por el expresidente. José María Aznar demostró una vez más que va por libre y, en contra de lo que predica la dirección del PP , situó la lucha antiterrorista en el centro de la campaña electoral. El expresidente denunció que el Gobierno socialista aguarda como agua de mayo antes de las elecciones del 20 de noviembre algún gesto de ETA y "suplica" que lo haga para utilizarlo como baza en los comicios.

Si en materia antiterrorista fue heterodoxo, recuperó la ortodoxia en el terreno económico, criticó con dureza las políticas contra la crisis del Ejecutivo y avisó esperan tiempos duros debido a la "nefasta" herencia que deja José Luis Rodríguez Zapatero. Aznar fue el orador de gala en la inauguración de la Convención Nacional que celebra el PP desde hoy y hasta el sábado en Málaga, y al igual que Felipe González fue el encargado de caldear la Conferencia Política del PSOE el pasado fin de semana. El expresidente en presencia de Mariano Rajoy exigió al Gobierno que "no suplique cada día a la banda terrorista que por favor haga algún gesto, alguna declaración que pueda llevar al próximo mitin y que justifique la colección de cesiones que se le están regalando". Una táctica que, a su juicio, devalúa la derrota de ETA.

Tanto González como Aznar siguen siendo referentes en sus formaciones y conocen la fórmula para arengar a los suyos. El presidente de honor del PP sabe que el terrorismo aún cala en una base importante del electorado popular, sobre todo en ciudades como Málaga, donde la banda terrorista asesinó hace 11 años al concejal del PP José María Martín Carpena. Aznar trufó su intervención de alusiones a ETA y a Bildu, y puso mucho énfasis en destacar que un triunfo sobre la organización terrorista no significa convertir a los miembros de la izquierda abertzale "en los hombres de paz del momento, porque no lo son".

Esta misma semana, la número dos del PP , Dolores de Cospedal, había advertido de que hablar de ETA o Bildu era "hacerle la campaña" a la izquierda abertzale, un argumento con el que justificó, de paso, los silencios de Rajoy sobre este espinoso asunto. El líder opositor no quiere ni oír a hablar de que el debate electoral se deslice por los vericuetos de la lucha antiterrorista, sobre todo si es para subrayar las diferencias entre el Gobierno y su partido.

Pero Aznar, en presencia de Rajoy y Cospedal, arremetió contra aquellos que opinan que para conseguir el fin de ETA "lo mejor es darles la razón". El destinatario del mensaje son los socialistas, que, a juicio de Aznar, no han hecho más que encadenar cesión tras cesión a los terroristas. Por si no había quedado claro, el expresidente insistió en que "ETA no debe lograr jamás ningún precio ni por matar ni por dejar de matar".

Mostró a las claras su opinión sobre la presencia de la izquierda abertzale en las instituciones democráticas al indicar que acabar con ETA nunca puede significar que "esta banda pueda desplegar su proyecto totalitario en las instituciones vascas y navarras con una coalición que no condena el terrorismo". Para Aznar, quienes tienen credenciales para mostrarse generosos con los terroristas no son los gobiernos o los tribunales de justicia, sino que son las víctimas de sus atentados. Los únicos, dijo, que tienen en exclusiva "el derecho" de otorgar el perdón son las víctimas del terrorismo.

"Burbuja socialista"

Las relaciones entre Rajoy y Aznar atraviesan un momento dulce, lejos del avinagrado trato que se profesaron ambos en el congreso que el PP celebró en 2008 en Valencia. El expresidente del Gobierno apuesta sin regateos por "nuestro líder Mariano Rajoy" y apostilló que trabajar hoy por el PP sólo puede tener un objetivo: contribuir a que el candidato popular obtenga un amplio respaldo en las urnas. "España necesita un buen Gobierno porque los socialistas nos salen siempre muy caros, nos arruinan el presente y nos hipotecan el futuro".

Ofreció, fiel a su estilo, un peculiar análisis de la legislatura que ahora se acaba. Tildó de "invención de derechos" algunas de las medidas sociales aprobadas por Zapatero y lamentó que haya salido "muy cara" la decisión del Ejecutivo socialista de "burlar la Constitución por la puerta de atrás para contentar a sus socios y compañeros de viaje", en referencia tanto al Estatut catalán como a la legalización de Bildu.

Aznar trazó un claro paralelismo entre las alusiones del PSOE a la burbuja inmobiliaria como detonante de la crisis económica en España y la gestión de Zapatero en el Gobierno. "La burbuja socialista ha estado y ha dejado a España más debilitada, más empobrecida y más entrampada que nunca", zanjó.

Pese a la inequívoca buena sintonía que existe entre Rajoy y Aznar, el expresidente no renuncia a soltar a una puya de vez en cuando. "No tenemos que esconder ni nuestras siglas ni nuestros principios; no nos tenemos que disfrazar para pedir el voto", remachó. Muy aplaudida fue su cariñosa mención de Manuel Fraga, el presidente fundador del PP , al que puso como ejemplo para los jóvenes del partido. Comentó que hace pocos días fue a visitarlo y, pese a su edad, cumplirá 90 años en noviembre de 2012, "le encontré leyendo y subrayando todos los periódicos".