EL PAPA, CON LOS JÓVENES

«El papa es supermajo»

Benedicto XVI almorzó con doce voluntarios de los cinco continentes

MADRID Actualizado: Guardar
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"El papa es supermajo". Gonzalo Cánovas del Castillo Muñoz, abogado de 28 años, salió fascinado tras comer con Benedicto XVI y otros once voluntarios. El personal de la Nunciatura Apostólica puso a prueba la reciedumbre del paladar de los comensales, a los que ofreció un menú contundente no apto para el calor: potaje, pescado a la gaditana, torrijas y vino. Los jóvenes con los que Joseph Ratzinger compartió mesa y mantel procedían de los cinco continentes. Sylvie Kambau Mujinga (R. D. Congo) Aloys Sibomana (Ruanda), Michelle Louise Hatfield (EE UU), Juan Carlos Piedra (Ecuador), Ya-Chen Chuang (Taiwán), Gia Hoang Nguyen (Vietnam), Eva Jánoíková (Eslovaquia), Olivier Richard (Francia), Claire Brown (Australia), Martin Thomas Leung-Wai (Nueva Zelanda) y los españoles Aurora María Almagro y Gonzalo Cánovas del Castillo fueron los invitados del obispo de Roma, quien agasajó a los asistentes al almuerzo con un rosario y una medalla conmemorativa de la JMJ. Ellos también le correspondieron con varios presentes, entre ellos, una escultura de ébano africana o un crucifijo de oro.

Durante la hora que duró la comida, los voluntarios comprobaron que Ratzinger es una persona cercana y afable. "El Papa ha estado muy contento. Nos ha contestado a todo lo que le contábamos. Es muy alegre. Se ha reído mucho con nosotros. Realmente es una imagen que me gustaría que la conocieran muchos porque se conoce poco", dice Juan Carlos Piedra.

El pontífice mostró su destreza con los idiomas y habló con los visitantes en español, inglés, francés y alemán. Ratzinger, que se percató del nerviosismo y timidez que atenazaba a los jóvenes, trató de inspirar a los comensales tranquilidad. "Al principio no sabíamos qué decir", argumenta Piedra.

El papa se preocupó por saber si su fe les acarreaba algún problema. Olivier Richard le contestó que en España y Francia los católicos son víctimas de "ataque injustificados". "Hoy en día no es fácil ser cristiano", arguye Richard.

"Ha sido una experiencia increíble. Es algo que nunca voy a olvidar", dice emocionada Claire Brown, una profesora de violín y piano de 23 años. Brown no es una inexperta en el significado de estas jornadas. Ya estuvo en la JMJ de Sidney hace tres años y fue "experiencia maravillosa". "Inspiró a muchos en Australia a crecer en la fe en la Iglesia católica", sostiene.

El grupo hostelero creado por el sacerdote Luis de Lezama, párroco de Montecarmelo, fue el encargado de preparar el menú. El Grupo Lezama es propietario de varios restaurantes, como 'La taberna del alabardero', en Madrid, dos escuelas de hostelería en Sevilla y Zaragoza y varias sucursales en Estados Unidos.