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Benzema, el aparecido

El francés volvió a la titularidad y sirvió el pase del primer gol del encuentro

MADRID Actualizado: Guardar
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Durante su primera campaña en el Real Madrid José Mourinho se reunió en varias ocasiones con Karim Benzema en su despacho. En Valdebebas el técnico insistió en que el delantero debía aplicarse más durante los entrenamientos y los partidos. "Fíjate en cómo trabaja Cristiano Ronaldo", le señalaba el portugués. Pero Benzema seguía ensimismado en sí mismo, en el apoyo del presidente y en la vida nocturna madrileña. Poco deseaba el delantero seguir el ejemplo de 'CR7', el futbolista que antes llegaba a los entrenamientos y que más se cuidaba fuera de él.

Con este comportamiento Mourinho decidió prescindir del perezoso francés. Incluso el entrenador le sacudió públicamente cuando reclamó un delantero y aplaudió la llegada de Adebayor, un perro con el que ir de caza. De manera progresiva Benzema salió de las alineaciones y no disputó un solo minuto en ninguno de los tres últimos enfrentamientos contra el Barcelona.

Tres meses después de su ostracismo contra el máximo rival la vida ha cambiado mucho para Benzema. Aunque llegaron noticias de carreras nocturnas en Mallorca durante sus vacaciones el francés regresó a Madrid con otra mentalidad y otro cuerpo. Al menos tres kilos menos pesaba respecto a la anterior temporada, según los técnicos del Real Madrid. Pero, sobre todo, su actitud a la hora de colaborar era bien distinta.

Mourinho echó el ojo al nuevo Benzema y le dio la oportunidad. Alguno le comparó en la pretemporada por tierras chinas con el Ronaldo más ágil y pronto el francés enseñó que su puntería le podría abrirse un hueco en la delantera. Los ocho goles en siete partidos durante la gira de preparación conformaron su nueva tarjeta de presentación.

Esta metamorfosis se trasladó al encuentro contra el Barça en el Bernabéu. Era su primera oportunidad para cambiar su rumbo y no la desperdició. Empezó con un desmarque de habilidad entre los centrales de Guardiola que acabó con Valdés luciendo sus reflejos. Luego sirvió el primer gol con una carrera por la banda en la que burló a Abidal y proporcionó una asistencia entre las piernas de Mascherano para el tanto de Özil.

Desde entonces, suplió la falta de balones de sus compañeros con energía en busca del robo y hasta reformó su figura en el Bernabéu. Nada holgazanear en el área y caer en fueras de juego previsibles. Incluso Guardiola recurrió a Piqué en la segunda parte para cerrar los huecos que cavaba el francés entre la defensa azulgrana. Seis remates a puerta y un pase de gol. Solo sus carencias en el remate de cabeza y la diligencia de Víctor Valdés le dejaron sin llevar el balón a la red. En el minuto 80 Mourinho le sustituyó por Higuaín y el público le premió con una ovación difícil de recordar durante la anterior temporada. Era el nuevo Benzema, el nuevo factor en el 'clásico'. El aparecido.