Pep Guardiola. / Efe
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La pegada y la clase se sobreponen al físico

El atrevido y ambicioso Madrid dejó sin balón al Barça, pero no aprovechó su mejor momento de forma y fue golpeado por los dos únicos disparos a puerta del campeón

MADRID Actualizado: Guardar
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El fútbol pudo ser cruel con el Real Madrid, pero la pegada y la clase se sobrepusieron al físico en un intenso y trepidante primer asalto, sorprendente para estar en agosto, y la Supercopa está ahora más cerca del Barça a la espera de la resolución del título la madrugada del jueves. El Madrid, atrevido y ambicioso, consiguió anular durante la primera media hora el estilo de un Barcelona irreconocible sin balón, y golpeado por las lesiones, pero a los azulgrana les bastaron solo dos remates a puerta en todo el partido para que Villa y Messi, con un par de goles geniales, arruinasen a Mourinho y los suyos. Pudo irse el Madrid al descanso con dos goles de ventaja, y hubiese sido merecido, pero se marchó a los vestuarios víctima de un tremendo varapalo. No le costó demasiado recuperarse porque al inicio de la segunda parte Xabi Alonso logró el empate, pero el Madrid no aprovechó su mejor momento de forma y su desgaste no tuvo más premio. Gran parte de la culpa también la tuvo Valdés.

El 2-2 suavizó algo el mazazo recibido por un equipo que se las prometía muy felices tras un inicio espectacular y ante las enormes dudas de los azulgrana y volvió a dar alas al Madrid, que pese a terminar fundido, no dejó de intentarlo hasta el final. Sin embargo, Valdés estuvo inmenso ante los remates de Cristiano. Pudo llevarse el triunfo el Madrid si el árbitro hubiese señalado en los últimos minutos un claro penalti del portero catalán al crack portugués, pero también perdido de haberse atrevido el colegiado a señalar poco después otro de Marcelo a Pedro.

Con el mismo once con el que el Madrid sufrió la 'manita' del Camp Nou, la presión de los blancos, su filosofía ofensiva, pero con constantes ayudas defensivas, y su brega en el medio campo, impidieron que el Barça se aliase con el balón y consiguiese enlazar una jugada. Así ocurrió durante los primeros 30 minutos, en los que el mermado Barcelona, desdibujado en el centro (sin los tocados Xavi y Busquets), y también en defensa (sin otro lesionado, Piqué, que se unió en la lista de bajas durante una hora a Puyol), fue incapaz de tener fluidez y generar juego. Sorprendió Guardiola con la titularidad de Thiago, y también de Alexis Sánchez, y el Madrid, en bastante mejor forma y con un ritmo trepidante, consiguió desactivar su fútbol. Y con ocasiones suficientes para haber rematado al malherido en el primer tiempo, pero sin gol el Madrid volvió a morder el polvo.

No sólo dispuso el Madrid de la mentalidad e intensidad necesarias para cortocircuitar a un rival desconocido que hasta el gol de Villa no olió el balón. También de un juego vertical y de ataque de calidad en el que Cristiano y Benzema comenzaron a acaparar el protagonismo, con el francés, más fino, maduro y solidario, lanzado a por el gol después de no haber contado para Mourinho en el anterior atracón de clásicos. Evitó el primero Valdés con una mano espectacular tras un cabezazo picado de Benzema cuando acababa de arrancar un choque en el que los de Mourinho quisieron llevar la iniciativa. Y a base de una presión asfixiante superaron por completo al Barça y provocaron demasiado nerviosismo en un conjunto azulgrana que, sin posibilidad de jugar la pelota, abusó sin éxito de los balones largos. La dinámica apuntaba a que el gol del Madrid no podía tardar en llegar, y así fue, tras una fantástica jugada de Benzema, con asistencia a Özil entre las piernas de Mascherano incluida, para que el alemán abriese el marcador.

Aparece Messi, y gol

Creció el Madrid con ese gol, y además, podía estar tranquilo, porque aparte de su presión asfixiante, Messi no aparecía. Sin embargo, los de Mourinho no materializaron en la portería su dominio, y en una llegada aislada, Villa sacó petróleo de un pase del argentino para clavar el balón a la escuadra de Casillas cruzando desde el borde del área con la derecha. A Sergio Ramos no le dio tiempo a entrar al asturiano, que se sacó un gol de genio para dejar tocado al madridismo. Aún sería peor cuando, casi al filo del descanso, en un error defensivo, Messi se burló de Pepe, no falló ante Casillas, y arruinó todo el trabajo madridista.

Fue un puñetazo de consideración para el Madrid, por mucho que Mourinho se enfadase con el árbitro, porque no tenía motivos, ya que fueron los blancos, liderados en el centro por los continuos cortes de Khedira y Xabi Alonso, los que más repartieron, y Teixeira perdonó más de una amarilla a los de casa. Sin embargo, después de las batallas de Copa y 'Champions' y el lamentable ejemplo que dieron entonces Madrid y Barça, y también sus técnicos, el primer choque de la nueva temporada fue limpio, y solo hubo una tangana cuando Pepe, que no escarmienta, le lanzó una tarascada, otra vez, a Dani Alves, cuando el Madrid volvió a adelantarse tras una jugada a balón parado. Poco después salían al campo Xavi y Piqué, que dieron más consistencia que los cambios madridistas.

Entonces, el Barça estuvo más asentado, y aunque los madridistas no cejaron en el empeño, ya no les funcionaron las piernas. Y les sobró Valdés cuando rozaron el gol.