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La conexión asturiana derriba a los checos

Adrián respondió a la confianza de Milla con dos goles, ambos a pase de su socio Mata

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Los pequeños Mata y Adrián López se asociaron con el balón, el método idóneo para derribar a enemigos de físico imponente y fútbol frágil. Entre ellos fabricaron los dos goles que acercan a la selección española a su objetivo de clasificarse para los Juegos Olímpicos de Londres. Ya suma cuatro puntos y el domingo le queda enfrentarse a Ucrania.

Con mejor actitud, más versatilidad y más caudal ofensivo, España despejó las dudas generadas ante Inglaterra. No por su capacidad de toque pero sí por su falta profundidad y de su contundencia en las dos áreas. Dominó a los británicos pero generó pocas ocasiones. Se adelantó y luego se dejó llevar, quizá porque tampoco lo inquietaban. Lo pagó caro con el empate final y Milla se vio forzado a cambiar algo ante los checos, que llegaban con el aval de dos años sin conocer la derrota y haber eliminado nada menos que a Alemania, la vigente campeona.

No era cuestión de revolucionar el once pero sí de afilarlo más con la presencia de Muniain en lugar de Jeffren, irregular este curso. El jugador del Athletic se tiró hacia la derecha, fijó la atención de un par de defensas y generó más espacios al deportivista Adrián, a quien Milla refrendó en el puesto pese a las críticas recibidas por su juego trivial. Un ariete tiene que buscar más el balón y acabar las jugadas con el gol entre ceja y ceja, justo como hizo ante los checos, donde tuvo dos y no perdonó.

Dicen los técnicos clásicos que un entrenador debe tener plena confianza y dar continuidad al portero, a los centrales, al medio creativo y al delantero. Milla aplicó esta vieja teoría y el futuro jugador del Atlético, si es que Lendoiro lo permite, le respondió de la mejor forma posible. Munian aportó chispa y Mata fue un asistente de lujo, pero Adrián fue el jugador del partido y se ganó seguir como titular en detrimento de Bojan.

El gol que abrió el camino

El primer tanto llegó, tras un gran pase al hueco de Mata, cuando España repetía errores. Dominaba y manejaba la situación pero no llegaba apenas a la portería rival. Tampoco De Gea sufría. Los animosos checos, tan corpulentos como rudimentarios en su fútbol, frenaban a base de faltas a los Thiago, Mata y Muniain. No eran entradas dudas pero si continuadas. Sin embargo, las primeras tarjetas se las llevaron el valencianista y Javi Martínez por protestar. En error recurrente en los árbitros. Pasada la media hora, los centroeuropeos vieron al fin la primera cartulina.

Tras el primer gol, la selección disfrutó de sus mejores minutos. Pero no concretó su dominio y solo volvió a acercarse al gol en un disparo de rosca de Muniain. Y los checos pudieron empatar al borde del descanso. Celustka se internó por la derecha y su pase lo remató sin parar Pekfart, el gigante del Sparta de Praga que acaba de fichar el Nuremberg alemán. Un susto que vino bien para evitar excesos de confianza.

España salió muy aplicada en la reanudación y pronto resolvió la cita. De nuevo, Mata se incrustó entre las líneas checas, vio el movimiento de Adrián y le dio el pase en el momento preciso. Su socio asturiano tuvo más dificultades pero las resolvió con suma precisión. Un gran recorte y un toque sutil junto al palo.

Los de Milla se aprovecharon de los grandes movimientos de Ander Herrera, menos participativo que ante Inglaterra pero con una lectura soberbia del partido. El Athletic debe crecer todavía más con este refuerzo que le dará un plus de calidad en el centro del campo. Quedaba todavía el paradón de De Gea, quien metió una mano inverosímil para desviar un cabezazo casi bocajarro. La intervención pudo haberse evitado si el portero hubiera salido por alto al borde del área pequeña. Pero ese es el punto débil del futuro guardameta del Manchester United.