golpe al terrorismo mundial

La sombra de la tortura planea sobre la decisión de la Casa Blanca

Diversos sectores deslizan que los frutos de la línea dura instaurada por George W. Bush en el penal cubano han sido claves

NUEVA YORK Actualizado: Guardar
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La sombra de Guantánamo, con su documentado historial de torturas y el uso de otros métodos vejatorios denominados eufemísticamente "técnicas de interrogación coercitiva", se ha convertido ya en un capítulo esencial para entender el operativo que acabó con la vida de Osama bin Laden. A medida que se conocen más detalles, aumentan las dudas sobre los métodos utilizados por los servicios secretos de EE UU para ubicar su paradero. No solo los medios de comunicación se han encargado de atar cabos con los datos que ha ido soltando la Casa Blanca a cuentagotas. Destacados actores de la política estadounidense han deslizado de manera más o menos explícita que los frutos de la línea dura instaurada por George W. Bush en el penal cubano y otros centros de interrogatorio secretos han sido claves.

Aunque varios líderes republicanos han sido los primeros en felicitarse, el más franco de todos los hombres de Obama ha resultado el jefe de la CIA, Leon Panetta, quien ha aprovechado el alto prestigio que atraviesa la agencia para admitir en la CBS que quizá haya cuestiones "que deben someterse a debate", en relación a los métodos con que se consiguió cierta información. Según sus declaraciones, los datos obtenidos de los detenidos mediante la polémica técnica de asfixia simulada habría ayudado a trazar el plan que acabó con la vida de Bin Laden. Luego matizó: "es difícil decir si se ha debido a una única fuente de información. Pero parece claro que con algunos de los detenidos se usaron técnicas de interrogatorio coercitivas".

Prohibidas en 2009

Estos métodos -como ahogamientos simulados, privación de sueño, posiciones incómodas forzadas- fueron calificadas desde un principio como tortura por todos los abogados, menos los que trabajaban para el Gobierno de Bush. Tras varios años de intensa polémica dentro y fuera de EE UU, quedaron oficialmente en desuso en 2004 y fueron expresamente prohibidas por Obama al llegar al poder en 2009.

Impasibles ante las evidencias de que la tortura era una práctica común en la era Bush, numerosos exfuncionarios del anterior Gobierno reclamaban ayer un trozo del éxito de la operación, justificando que se habría logrado gracias a información obtenida en aquellos interrogatorios. Entre ellos se encuentra John Yoo, exresponsable del Departamento de Justicia y quien redactó los memorandos secretos en los que se justificaba el uso de estos interrogatorios brutales. "El presidente Obama puede reivindicar, con todo derecho, el éxito alcanzado", ha escrito Yoo en 'National Review', "aunque no debe olvidar las duras decisiones tomadas en su día por la Administración Bush".

El exvicepresidente Dick Cheney, la exsecretaria de Estado, Condoleezza Rice, y el exsubsecretario de Defensa, Paul Wolfowitz, reivindican la mano dura que usó su gobierno con los sospechosos de Guantánamo. "Esto no habría sido posible si hubiéramos liberado terroristas a lo loco en vez de mantenerlos por la información que tenían, alguna de la cual podría frecuentemente no parecer importante, como el pseudónimo de un conductor, hasta que se descubre que es una persona crítica", dijo Wolfowitz.

Buena parte del debate se centra en el nombre del mensajero, cuyo seguimiento habría ayudado a la inteligencia estadounidense a ubicar el lugar donde vivía Bin Laden. El presidente del Comité de Seguridad Interna de la Cámara de Representantes, el republicano Peter King, ha dicho que los ahogamientos simulados dieron resultado cuando se usaron con Khalid Sheik Mohamed, el supuesto cerebro de los atentados del 11 de septiembre, quien está recluido en la prisión de Guantánamo.

"Personas involucradas en la situación me dicen que la información inicial vino de Khalid Sheik Mohamed después de que fuera sometido a ahogamientos simulados directamente vinculando al mensajero", afirmó King. KSM, como se le conoce en medios de los servicios secretos estadounidenses, fue sometido al ahogamiento 183 veces antes de 2005, según ha reconocido el propio Gobierno.