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La última osadía de Gorillaz

'The fall', grabado y editado en el iPad de Albarn, demuestra que para facturar buena música ya no es necesario entrar en el estudio

MADRID Actualizado: Guardar
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El 25 de diciembre, día de Navidad, Damon Albarn, el que fuera el enemigo público número uno de los hermanos Gallagher cuando la banda de éstos, Oasis, y el grupo liderado por aquel, Blur, libraban la madre de todas las batallas por el cetro del britpop, hacía un regalo muy especial a la legión de incondicionales con que cuenta Gorillaz, la formación virtual alumbrada por el músico londinense a finales de los noventa. En tan especial fecha, ponía a disposición de los miembros del club oficial de fans la versión digital de un álbum compuesto por quince temas grabados y editados íntegramente valiéndose de las aplicaciones del iPad de Albarn.

Más de tres meses después, el público puede disfrutar, ya en formato físico, de este trabajo, lo que da oportunidad de deglutir con más pausa algo que ya ha circulado ampliamente por la Red.

Elaboradas durante la etapa estadounidense de la gira promocional del álbum 'Plastic Beach', entre octubre y noviembre de 2010, el modo de articular esas canciones es una muestra más del vertiginoso proceso de transformación a que está sometida la industria musical a causa la preeminencia de las nuevas tecnologías. Y mientras los más puristas se resisten al cambio, otros prefieren colocarse a la vanguardia del mismo, liderar el proceso y aceptarlo como una formidable oportunidad para dar salida a su torrente creativo. En este sentido, Albarn pertenece a la escuela de Thom Yorke, líder de Radiohead, quien explora continuamente nuevos modos de sorprender a su público y de pillar, de paso, con el paso cambiado a unos grandes ejecutivos remisos a aventurarse por nuevos senderos.

La trampa que a veces se da en todo este proceso es que la forma puede acabar ocultando el fondo. Ríos de tinta se vierten para loar o defenestrar el cómo sin examinar suficientemente el qué. En el fondo, lo que importa es que las canciones tengan sustancia. El continente, por muy innovador que sea, no vale nada si el contenido está vacío.

Diario

No es, por fortuna, el caso de 'The fall', un diario musical construido al calor de las experiencias vividas por Albarn en suelo estadounidense y en el que la electrónica adquiere más protagonismo que nunca. Se trata de un trabajo consistente, lo que no impide que en ocasiones la mezcla de guitarras, sintetizadores y percusiones pierda algo de fuelle. Algo que se puede perdonar al escuchar algunos cortes que merecen figurar entre los mejores de su discografía.

Es el caso de 'Revolving Doors', 'The Speak It Mountains' o 'Phoner to Arizona'. Notables temas cuya valía aumenta si tenemos en cuenta la celeridad con que fueron concebidos, cazados al vuelo e inmediatamente trasladados si apenas proceso de depuración. Un modo perfecto de dar con el canto en los dientes a quienes confiaban en que Albarn se la pegara víctima de su propia osadía.

Homenaje a los clásicos del blues

El lanzamiento de 'The fall' es la noticia más destacada de un mercado discográfico que esta semana también se enriquece con 'Let your hair down', el nuevo trabajo de la Steve Miller Band, un homenaje a las ciudades de Chicago y Memphis en el que se reinterpretan clásicos del blues de Muddy Waters, Jimmy Reed o Willie Dixon. Una propuesta muy diferente es la de 'Make a scene', álbum en el que la británica Sophie Ellis-Bextor se rodea de colaboradores como Calvin Harris o Groove Armada para facturar una colección de temas destinados a las pistas de baile como 'Bittersweet', el primer single.

The Baseballs, por su parte, siguen empeñados en darles un toque de rockabilly a algunos de los hits más recientes. En 'Strings N' Stripes' bañan con refrescantes y playeros aires temas como el 'California Gurls' de Katy Perry, el 'Paparazzi' de Lady Gaga o el 'Not a girl' de Britney Spears.

Por último, merece la pena la pena echarle un vistazo al 'Explicit Pictures' de We Are Enfant Terrible, primer álbum de una banda francesa de electro-pop que ya dejó constancia en sus dos EPs anteriores de su habilidad para crear ritmos de lo más pegadizos.