revueltas en el mudo árabe

Tres muertos en Latakia durante una nueva jornada de protestas de la oposición en Siria

Los opositores atacan símbols y edificios de la familia El-Asad a pesar de que la Policía continúa abatiendo a tiros a los manifestantes

JERUSALÉN Actualizado: Guardar
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El círculo vicioso de protestas que acaban bañadas en sangre y funerales que vuelven a ser reprimidos a tiros ha acabado con las contemplaciones del pueblo sirio. Si desde el inicio el 18 de marzo las proclamas en la calle reclamaban de forma pacífica libertades, derechos y fin de la corrupción, las manifestaciones se volcaron directamente en contra el régimen, con la quema de símbolos de poder y la destrucción de imágenes del presidente Bashar el-Asad y su antecesor y padre Hafez.

En Deraa, el epicentro revolucionario, los jóvenes pisotearon una estatua del viejo dictador derribada el viernes como lo fue «la de Sadam Hussein en Irak en 2003», recordaba la televisión Al-Arabiya, que ha consignado la aparición en esa ciudad de mensajes como «el pueblo quiere la caída del régimen», iguales a los que expulsaron a los sátrapas de Egipto y Túnez.

Paralelamente, en Latakia ardía la sede del ominipotente partido Baas, pertenencia de la familia gobernante, y también sus oficinas en la localidad sureña de Tafas, donde también fue incendiada una comisaría. Las informaciones fragmentadas e imposibles de confirmar que salían del país, cuyas fronteras permanecen cerradas a la prensa, hablaban del lanzamiento de gases lacrimógenos contra una sentada multitudinaria en Deraa y al menos tres muertos en Latakia.

Paradójicamente, un día más, los disparos indiscriminados se mezclaban con los gestos de presunta buena voluntad de las autoridades, que por la mañana liberaban a setenta reclusos, la mayoría kurdos, de la cárcel de Saidnaya cercana a Damasco, según anunció el expreso político y activista Akram el-Buni, aunque otras fuentes elevaban la cifra a 260. Una gracia semejante y las últimas reformas prometidas -nuevas leyes de Prensa y Partidos y revisar la de Emergencia- habrían servido en otras circunstancias pero quizás ya sea demasiado tarde.

Un informe del International Crisis Group decía que El-Asad habría acumulado durante sus once años de mandato un «capital político significativo» y que muchos sirios estarían deseando «concederle el beneficio de la duda», aunque el documento advertía que «la ventana de oportunidad» para una vuelta atrás «se cierra rápidamente».

La ONU pide investigar

Amnistía Internacional confirma que son 55 desde el comienzo de las protestas. La ONU ha pedido una investigación a través de la comisaria de Derechos Humanos, Navi Pillay. Mientras, la flagrante desinformación oficial espolea la ira: la web gubernamental SANA solo refleja las marchas a favor de El-Asad. Ayer, con despliegue de fotos de Damasco, Aleppo, Al-Raqqa, Tartous o Quneitra, donde la gente salió a agradecer «la atención prestada por el presidente a los asuntos del pueblo». «Muy probablemente (esas manifestaciones) están fabricadas y organizadas por el Gobierno», declaraba el jefe del Movimiento por la Justicia y el Desarrollo en Siria, Anas el-Abda.

También continúa la teoría conspiratoria de que existe «una campaña organizada extranjera que tiene como objetivo la estabilidad y unidad nacional de Siria». Por primera vez, la consejera política de El-Asad, Burhayna Chaabane, reconoció que francotiradores estaban realizando «disparos indiscriminados contra los ciudadanos» en Latakia. Desde el Ministerio de Información, Reem Haddad declaraba a la cadena Al-Jazeera que la policía tiene órdenes de no abrir fuego «pase lo que pase», pero que «las cosas tomaron otro cariz» en escenarios como Denaa, donde se hablaba de que «grupos armados» tirotearon «a fuerzas de seguridad y civiles» .

Es poco probable que una operación similar a la de Libia se despliegue en Siria, un país «con fuertes defensas antiaéreas, aunque obsoletas, y una alianza cercana con Irán», subrayaban analistas, y que constituye «el centro de una compleja red de conflictos en Oriente Próximo».