en Christchurch

Un español fallece en el terremoto de Nueva Zelanda

Hay 17 españoles que figuran como residentes y no han aparecido, pero las autoridades españolas están convencidas de que ya no viven allí

SÍDNEY Actualizado: Guardar
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Un español ha fallecido en el terremoto registrado esta semana en Christchurch, Nueva Zelanda, han informado fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores, que no ha facilitado su identidad pero sí ha confirmado que el cónsul se ha puesto en contacto con su familia, y está realizando los trámites correspondientes.

También han explicado que hay 17 españoles que figuran como residentes y no han aparecido, pero las autoridades españolas están convencidas de que ya no viven allí. Estas fuentes han precisado que en la mayoría de las ocasiones los residentes no se dan de baja de las listas consulares, por lo que legalmente figuran como residentes aunque ya no siguen viviendo en el país. Han añadido que, además, si hubieran desaparecido alguien habría preguntado por ellos, situación que no se ha dado.

Mientras tanto, La intensa lluvia que cae hoy sobre la ciudad neozelandesa dificulta las tareas de rescate de los 226 desaparecidos tras el terremoto, en el que murieron al menos 113 personas. El jefe de la Policía en el condado de Canterbury, Dave Cliff, ha señalado que el mal tiempo pone en peligro no sólo a quienes podrían seguir vivos bajo las ruinas sino también a los socorristas.

"Los meteorólogos nos han dicho que seguirá lloviendo, y eso hará aún más inestables los cimientos y las montañas de escombros, por lo que el riesgo es claro", ha declarado Cliff a la radio nacional. Previamente, las autoridades de Nueva Zelanda elevaron a 113 los muertos por el seísmo que golpeó este martes Christchurch, donde cada vez hay menos esperanza de hallar supervivientes. "No rescatamos a nadie este noche, y el número de víctimas mortales aumentará", ha asegurado el jefe de lo equipos de rescate, Russell Gibson.

"Son días muy, muy duros para todos"

Los socorristas ya han desistido de sus intentos por sacar a alguien con vida de varios edificios en ruinas, como la emblemática catedral, cuyo campanario se hundió por el seísmo, o la sede de la televisión local CTV. En ese complejo de oficinas puede haber hasta 120 personas atrapadas, la mitad estudiantes de intercambio de una escuela de idiomas, mientras la cifra de desaparecidos se mantiene en 226.

Pese al desánimo generalizado, Gibson ha indicado que los expertos en salvamento enviados por Australia, Estados Unidos, Japón y otros países creen que todavía será posible encontrar supervivientes entre los escombros. El primer ministro neozelandés, John Key, ha señalado que "son días muy, muy duros para todos" pero todavía cree que puede ocurrir un milagro en Christchurch, donde se ha restablecido la electricidad pero no la mayoría del agua potable.

La Policía mantiene acordonado el centro de la ciudad mientras se rastrean los escombros con diminutas cámaras y micrófonos, ayudadas por perros adiestrados. También vigila que se cumpla el toque de queda impuesto para evitar saqueos y que los ciudadanos circulen por calles oscuras donde todavía pueden derrumbarse decenas de estructuras a causa de las réplicas del terremoto. El último superviviente -una mujer que permaneció aplastada bajo una mesa durante casi 26 horas- fue rescatada hace dos días.