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Benzema deja grogui al Sevilla

Una jugada soberbia del francés y la solidez del Madrid se imponen a los hispalenses en un primer asalto muy tenso, marcado por el ‘gol fantasma’ de Luis Fabiano

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Hubo más interrupciones que fútbol, más protestas que filigranas, más tensión que disfrute y una polémica desmedida, pero el primer asalto dejó a este rocoso Madrid con un pie en la final de Copa, a la que no llega desde que perdió ante el Zaragoza en Montjuic, hace ya siete años. Y mostró al mejor Benzema como madridista días después de resolver el duelo liguero ante el Mallorca. Recién fichado Adebayor, el francés pareció más motivado que nunca. Como si el refuerzo del togolés le hubiera herido en su orgullo hasta el punto de transformar la indolencia en carácter ganador. So ofreció, buscó el balón, lo retuvo, tiró desmarques a ambos lados. Lo que se espera en un delantero de 35 millones.

Amenazado por la sombra del gigante Emmanuel, Karim firmó un gol de crak que vale su peso en oro en una eliminatoria volcánica por culpa de unos, de otros, de una vieja rivalidad y, no nos engañemos, porque se trata de un doble duelo a vida a muerte. Recogió un balón escorado a la derecha, trazó una pared maravillosa, se internó en el área, dribló a Alexis, recortó a un Escudé que se pasó de frenada y la cruzó con sutiliza lejos de Palop. Y se fue a festejarlo con ‘Mou’, todo u detalle. El Madrid se aprovechaba de una acción genial y del desconcierto del Sevilla, que acababa de sufrir la pérdida por lesión del pobre Sergio Sánchez. Problema de tobillo sufrido tras un pisotón de Lass que pudo ser roja.

Dureza, precipitación, engaños, golazo, mucho ruido y un gol fantasma no concedido a Luis Fabiano en el último suspiro de la primera parte. Fue una jugada clave, tremenda, de esas que pasarán a la historia y evidencian que ni siquiera la tecnología acabaría con el debate. El brasileño arrancó en posición correcta por milímetros, superó a Casillas, tiró, el balón rebotó en Albiol y se fue colando mansamente hasta que el defensa lo sacó con las dos punteritas, a modo de bailarina. Media España dirá que es gol claro, la otra media que el balón no sobrepasó por completo la línea y, según la toma que les ofrezca el realizador de televisión, todos tendrán razón. Fermín el del banderín se hizo todavía más famoso en una jugada que, seguramente, la mayor parte de los asistentes darían como gol en directo.

Más allá del análisis de las jugadas clave, es indudable que Mourinho le ganó la partida a Manzano. Planteó el choque con tres centrocampistas puros y Ozil como enganche de Cristiano y Benzema. Fortalecía el entramado defensivo y ganaba la batalla en el centro del campo al Sevilla, un equipo lastrado en la construcción por Zokora y Romaric. Un conjunto que, ciertamente, ha jugado muy poquito este curso. Por algo fue eliminado en la previa de la ‘Champions’ por el Sporting de Braga, sufrió un cambio de entrenador y transmita casi por la zona media de la tabla en la Liga.

Un Sevilla con poca respuesta

Sólo cuando Navas percutió por la derecha, donde podía con Arbeloa y Lass, y más con los dos ya amonestados, y en las acciones a balón parado, el Sevilla daba sensación de peligro. Apretaba, con una actitud encomiable, pero la faltaba fútbol para apurar a un Madrid poco vistoso pero duro de roer. Es un equipo muy poderoso en lo físico y difícil de derrotar, máxime si no está obligado a llevar la iniciativa. Es un bloque compacto y solidario, bien trabajado y valiente. Si hay pelea, no se arruga. Le da igual que el Pizjuán sea una caldera, un horno o un volcán en erupción. Se zafó bien, aceptó la gresca gustoso, se aprovechó de la acción individual de Benzema y tuvo el santo de cara. Dio la sensación de que el aquelarre benefició a los madrileños.

Jugadores como Luis Fabiano sufrieron ataques de ansiedad. Fue un tipo iracundo, fuera de sus casillas. Vio la amarilla y rozó la expulsión con entradas a destiempo a Xabi Alonso, Carvalho e incluso Casillas. Undiano intentó contemporizar. Lass también se pasaba de frenada y por eso Mourinho le quitó al poco de iniciarse la segunda mitad. Y puso en liza a Marcelo para repetir el sistema que tan buen resultado le dio en el Calderón. Después, Di María reemplazaría a un agotado Benzema. Leyó bien el partido. Sabía que el argentino mostraba síntomas de agotamiento en los últimos partidos.

En esa segunda mitad, el Madrid mantuvo la victoria con solvencia. Sobresaliente atrás, muy atento, presionante y con algunas salidas que pudieron dejar todo sentenciado. Un tiro de Lass al lateral de la red, un disparo lejanísimo de Xabi Alonso tras salida arriesgadísima de Palop ante Özil y un cabezazo de Carvalho anticiparon la gran ocasión visitante. Entre Özil, Cristiano y el pie milagroso de Alexis, se perdió un gol cantado. El Sevilla lo intentó hasta el final con Negredo pero este Madrid tiene poderío. Lamentable los dos objetos lanzados a la cabeza de Casillas nada más terminar el choque. Si a los estúpidos se les calienta…