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Música sin óxido

Metallica cierra Rock in Rio con un gran concierto al que han precedido Motörhead y Sober

ARGANDA DEL REY Actualizado: Guardar
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¿Quién dijo años? El último día de Rock in Rio ha demostrado que la edad importa muy poco cuando se habla de rock and roll, heavy metal y todas sus variantes. Sober y, sobre todo Motörhead y Metallica han cerrado la edición madrileña del parque temático musical ante 50.000 files en la que ha sido la jornada de mayor calidad de las cinco que se han celebrado.

Ninguna de las tres bandas han defraudado. Todo lo contrario. Metallica está que se sale. Su directo sigue siendo de lo mejor que hay en estos momentos, a pesar de que llevan casi dos años de gira continuada con su Death Magnetic que publicaron en otoño de 2008. Han comenzado con Creeping death, ha seguido con From Whom The Bells Tolls y Through The Never, del Black Album. Los primeros apoteosis han llegado con Fade To Black y Sad But True. La banda, además, estaba en su salsa. James Hetfield, líder espiritual junto a Lars Ulrich, no ha dejado de charlar con el público y le ha pedido más participación.

A continuación han llegado los grandes éxitos. One, Master of Puppers, Nothing Else Matters y Enter Sandman han llegado en avalanche para deleite de los fans. Y para los bises, los californianos se han dejado Am I Evil (la versión que realizaron hace unos años de la canción de Diamond Head) y Seek and Destroy, un clásico del primer disco de la banda Kill’Em All. Un fin de fiesta que no ha colmado las ganas de algunos. Muchas pancartas rezaban que los fans iban a acompañar a Polonia y República Checa a sus próximos conciertos.

La hora de Lemmy

Si Metallica ha satisfecho las expectativas de todos sus seguidores, lo de Motörhead ha sido alucinante. Durante apenas 70 minutos (si llegaron) el vocalista, bajista y líder indiscutible Lemmy Kilmister, el batería Mikkey Dee y Phill Campbell dejaron uno de los conciertos más completos de los cinco días de Rock in Rio. Lemmy, a sus 64 años, se ha comportado como un chaval encima del escenario. “Somos Motörhead y tocamos rock‘n’roll”, ha gritado con esa oscura voz después de comenzar el concierto con Iron fist.

Lemmy ha seguido con su espectáculo. Sin parar. Parapetado tras unas oscuras gafas negras, con el gorro de cowboy bien calado ha ido desgranando los grandes éxitos de 35 años al pie del cañón como Craddle to the grave, Metropolis o Killed by the death. No se han olvidado del último disco, Motörizer, que publicaron hace un par de años y del que han tocado Rock out y The Thousand names of God. La locura de Motörhead terminó con Ace of Spades y Overkill.

Sober fue el encargado de abrir el último día de conciertos. La banda tocaba en casa. Después de cinco años de separación, la banda madrileña ha vuelto a las andadas con un nuevo disco recopilatorio (De aquí a la eternidad más tres canciones nuevas) y están empeñados en demostrar que no han perdido su toque en directo. La fiesta de los hermanos Escobedo y compañía comenzó con Oxígeno, ha continuado con clásicos como Mis cenizas, Diez años y Paradysso, la canción que da el nombre al disco que hace seis años consagró a la banda. Después, Sombras, el single del nuevo álbum y Arrepentido, la canción que más puede definir al grupo. Sober cerró su buen concierto con Loco y una puesta en escena excelente.