elecciones en irak

La reconciliación será la tarea pendiente para el nuevo Gobierno

La campaña electoral ha llegado a las mezquitas del país, en el último día de actos políticos con vistas a los comicios del domingo

BAGDAD Actualizado: Guardar
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En la mezquita chií del imán Musa Jafar al Kadim, en la localidad de Kadimiya, siempre hubo un edificio lateral destinado a los fieles suníes, pero desde hace tiempo sólo permiten rezar allí a los chiíes. El caso de esta mezquita, santuario de uno de los imanes chiíes más venerados, es una señal más de las divisiones que aún existen entre suníes y chiíes de Irak, que los políticos iraquíes quieren remediar pero que todos piensan que llevará mucho tiempo superar. "Durante el régimen de Sadam Husein no había diferencias entre suníes y chiíes (...). Hemos pasado la fase crítica, y a partir de ahora veremos los resultados", dice Salah Abbas al Musawi, chií, dueño de una tienda de joyas de oro próxima a la mezquita de Kadimiya.

Como todos los viernes al mediodía, miles de fieles se acercaban al templo por el paseo de acceso, flanqueado por numerosos comercios y vendedores callejeros, después atravesar tres chequeos corporales para detectar explosivos. La hermosa mezquita, con su cúpula dorada y cuatro imponentes alminares, adornada con partes del Corán y azulejos azules y de color del jade, es el santuario del imán Musa Jafar al Kadim. En el lugar se recuerdan aún los duros combates que hubo en sus proximidades entre tropas estadounidenses e insurgentes suníes, hace varios años, y dos graves atentados con explosivos, el último el 4 de enero del 2009, que causó 37 muertos y 53 heridos.

Cerca de Kadimiya, de mayoría chií y en la provincia de Al Anbar, hay un puente que conecta con la población de Adamiya, de mayoría suní, un suburbio de Bagdad. Ese puente estuvo cerrado durante mucho tiempo, a partir de la invasión militar encabezada por EEUU en el 2003, pero ahora está abierto.

Años de desarrollo y progreso

Al Musawi se declara partidario del Gobierno de Nuri al Maliki, y cita como ejemplo el hecho de que hoy puede cruzar el puente para Adamiya. "Si plantas una palmera, toma 3 años para conseguir los dátiles. Al Maliki se tomó tres años para la estabilidad de Irak, y los próximos años serán de desarrollo", agrega el joyero, de 48 años.

Son muchos en Irak quienes piensan que la violencia sectaria viene de afuera y está en contra de la armonía del pasado, cuando chiíes y suníes compartían mezquitas, como la de Kadimiya. "Queremos la reconciliación. Estamos cerca. La razón de esta división se debe a Al Qaeda y los estadounidenses", sostiene Mohamed Attah, un vendedor de zapatos de 22 años que trabaja también cerca de la mezquita de Kadimiya. "La violencia no la genera Irak, viene de afuera", insiste también Al Musawi.

Los sentimientos sectarios se exacerbaron en Irak en el 2006, a raíz de una bomba que destruyó parte de un importante santuario chií de la ciudad de Samarra, lo que puso al país al borde de la guerra civil. Parte del odio fue alimentado por el mensaje sectario que siguió el Gobierno de Al Maliki, ahora más reconciliador. La bandera de la discordia fue levantada por grupos terroristas vinculados a Al Qaeda, opuestos a un Gobierno iraquí de mayoría chií. "El gobierno tiene la culpa de este sectarismo", declaró el jeque Leizal Kabani, de 39 años, en la mezquita del barrio bagdadí de Al Mansur, un templo que mandó levantar Sadam Husein para los suníes y del que se apropió el partido chií Fadhila en el 2003, y cuya construcción ha quedado paralizada desde entonces.