La almadraba se ha convertido en un atractivo turístico. :: LA VOZ
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El atún rojo, una pieza de museo

EHerpac y La Chanca ofrecen visitas a su fábrica de salazones y a su museo para comprender la cultura de la almadraba y su producción industrial

CHICLANA. Actualizado: Guardar
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Quizás en los límites difusos se encuentren las cosas más bellas. La plasticidad del rojo tiñendo las cristalinas aguas del Estrecho. Las impresionantes y laberínticas arquitecturas efímeras a base de redes y anclas. El dinamismo y la fuerza de un enfrentamiento entre el hombre y el animal. Los matices grises y azules al sol de la almadraba. En definitiva el atún como condensador de arte. Porque el patrimonio no es solo el que se resguarda en las paredes de los museos. Es también ese que se aprecia por ser indentitario, único. Por aunar todo el código genético de una sociedad que vive mirando al mar. Sin embargo, es esa condición de saber y tradición la que la que hace a este patrimonio difícil de conocer, visitar y apreciar por el foráneo; más allá de probar sus excelencias servidas en un plato.

Una buena forma de compensarlo y, a su vez conocer el arte de la almadraba y la producción que genera, es las visitas que ofrecen tanto Herpac, como La Chanca. Ambas empresas se dedican a la conservación y distribución del atún rojo y han encontrado la forma de mostrar este arte por medio de visitas guiadas, demostraciones e incluso un pequeño museo. Una oferta cultural que ambas muestren por separado en Barbate.

Que los visitantes conozcan «la industrialización artesanal del atún (salazón, ahumado y conserva)», tal y como explica la propia empresa, es el objetivo fundamental que se establece Herpac con los visitantes a su fábrica. Pese a que la actividad de la almadraba se concentra de febrero a junio, en la empresa mantienen durante todo el año las visitas para explicar cómo es el proceso que se aplica al atún rojo. Para ello, realizan ronqueos con yellowfin, disponible todo el año. Las visitas se realizan cada viernes en verano o bien bajo petición en invierno, en grupo de 10 personas y tienen un coste de 3 euros. Para realizar la reserva, es necesario solicitar plaza con tres días de antelación.

Por su parte, La Chanca, ha optado por dar un paso más y ofrece a los visitantes un pequeño Museo del Atún. En él, se realiza una interpretación completa de la cadena, no solo de la producción posterior. Así, se explica el arte de almadraba que, en la actualidad ,se desarrolla en Conil, Zahara, Barbate y Tarifa. Igualmente, se ahonda en la propia materia prima, en atún rojo y su incidencia en la economía local. Todo ello se completa con una interpretación histórica para conocer la importancia social desde la época fenicia hasta nuestros días.

Aprovechan su sala expositiva para explicar igualmente la evolución histórica de los 30 años de La Chanca y «los cambios de los procesos de tratamiento y captura del atún en la actualidad». La visita finaliza con un ronqueo de atún y una degustación de los productos que elabora la empresa. En grupos de 20 personas y por un precio de 5 euros (mañanas y tardes, de martes a sábado y domingos por la mañana), se puede comprender y disfrutar qué es eso que en Cádiz llaman oro rojo.