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El cura de Gran Hermano 12+1, suspendido por la Iglesia por entrar en el concurso de Telecinco

La orden Misioneros del Sagrado Corazón considera que ha participado en el reality en contra de una orden explícita de su provincial

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Con la Iglesia hemos topado, puede decir ya Zeppelin. La Iglesia ya le ha dado un toque de atención a Gran Hermano 12+1. Y no por creer en la superstición y evitar usar el 13, sino porque uno de los escogidos para formar parte de los concursantes de Guadalix resulta que es sacerdote. Y además, un ferviente adorador de las motos. Por eso, y sobre todo porque no está bien visto entre la orden de los Misioneros del Sagrado Corazón que uno de sus miembros forma parte de un reality. El Arzobispado de Barcelona ha suspendido de forma temporal al sacerdote Juan Pedro Molina, uno de los trece inquilinos de la casa más famosa de Telecinco.

«Después de haber constatado que el padre Molina Sanz ha expresado su voluntad de participar en el programa en contra de una orden explícita de su Provincial, los Misioneros del Sagrado Corazón (orden a la que pertenece) le declara suspendido a Divinis», señala el decreto firmado por el superior de la congregación, Mark McDonald, y el secretario general, Luis Carlos Araujo, reunidos el jueves pasado en Roma.

¿Y qué pasará ahora? Pues que mientras que Juan o el padre Juan esté en la casa de Guadalix de la Sierra no podrá ejercer todo trabajo pastoral por los fieles, la celebración pública de la eucaristía y la predicación, así como se le imposibilita confesar a otra personas. Y no hablamos del confesionario más decorado de la tele, sino del de verdad. Del de 'Ave María Purísima'.

Al parecer Juan Molina era sabedor de lo que le ocurriría. Sin ir más lejos ya se lo dijo a un compañero que le invitó a que le confesara. «No puedo, lo primero porque se iba a enterar toda España, y además porque yo aquí dentro no puedo ejercer». La postura de la Iglesia era una de las más cosas que temía su madre. Pero la congregación de los Misioneros no pierde la esperanza ya que quieren «suscitar en el padre Molina un deseo sincero de cambio y de conversión». Y además «suplica a las autoridades eclesiásticas y sobre todo a los obispos más implicados que vigilen para que respete este decreto en el espíritu en que fue dado, es decir, para la protección de los fieles y en vista de su propia conversión».

El sacerdote más catódico es profesor en un colegio de Barcelona. Le gusta ir al gimnasio, las motos cuanto más grandes mejor y la música heavy. Ahora habrá que ver cómo se comporta antes situaciones comprometidas. «Jefe, échame una mano», dijo antes de entrar.

La casa

En cuanto a la casa, la estrella de esta edición es una sala con una piscina interior climatizada coronada con una mesa redonda en el centro a la que se accede por unas pasarelas. Un lugar que no tiene nada que envidiar a la más romántica de las habitaciones de un hotel. También prometen dar juego las duchas transparentes del jardín en las que los concursantes deberán ingeniárselas para no mostrar a las cámaras más de la cuenta. O ducharse con bañador.

Otra novedad será un gran espacio de 300 metros cuadrados donde se realizarán las pruebas físicas semanales.

La idea del programa es «volver a los orígenes», esto es menos concursntes, más pruebas, y si es posible, menos conflictos.

Además de la gala de los jueves y 'El Debate' dirigido por Jordi González los domingos, los espectadores podrán seguir por primera vez la vida de la casa gratis en directo. Las discusiones, pasiones, alegrías y llantos de los inquilinos se emitirán las 24 horas en Mitele.

En cuanto a los debates del 12+1, volverán a estar colaboradores habituales como Carman Alcayde y otros como Boris Izaguirre, además de exconcursantes que tendrán cada semana un sitio reservado en un plató de dos plantas que este año también depara sorpresas como una sala insonorizada.