cosas de hombres y mujeres

La cirugía estética se democratiza

España es el país europeo donde más se recurre al bisturí del cirujano plástico. Lo que un día fue de élites salta a la vista de todos en la calle. Este culto al cuerpo ya no entiende ni de sexo ni de clase ni de edad

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Por vanidad, por la necesidad laboral de mantenerse joven, por capricho, para superar un complejo, para recuperar la figura después de un parto o, simplemente, porque sí, hace tiempo que la cirugía estética bajó de las pasarelas a las aceras de las calles. La novedad es que ahora ha dado un importante salto cualitativo: se ha ‘democratizado’ hasta el punto de que el perfil de los que recurren a ella es cada vez más heterogéneo.

Ha pasado de ser cirugía de élite a cirugía común. Ricos y no tan ricos, jóvenes y no tan jóvenes, hombres y mujeres, menores de edad... Aunque comúnmente considerada un recurso de famosos, políticos y demás personajes públicos, lo cierto es que el perfil real de los que recurren al bisturí del cirujano plástico «abarca todo el arco social, es una cirugía que podríamos llamar democrática», explica la doctora Isabel de Benito, tesorera de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE).

Este aumento en el espectro de pacientes y su propia diversidad se traduce, lógicamente, en un mayor número de operaciones estéticas realizadas cada año en nuestro país. España es el país de la Unión Europea donde se realizan más intervenciones de este tipo cada año. Si descendemos a puestos inferiores no será por el efecto de la crisis en el bolsillo de los pacientes, ni tampoco porque se relegue la cirugía estética a una moda del pasado. «Hay que tener en cuenta que países como Turquía o Rusia, entre otros, con el aumento de la capacidad adquisitiva en los últimos años están desarrollando un gran potencial quirúrgico que podría en un futuro relegar a nuestro país a puestos más bajos», explica la doctora De Benito. La cirugía estética ha llegado para quedarse. Las intervenciones quirúrgicas de este tipo han pasado de exhibir precios desorbitados en sus inicios a otros más asequibles en la actualidad. Esa es otra de las razones que explica la popularización de la cirugía estética entre la sociedad española. Las dificultades económicas derivadas de la crisis financiera internacional se notan en el sector, aunque los expertos coinciden en que la persona que quiere operarse lo hará tarde o temprano. Precios que oscilan entre los 1.500 euros de una elevación de mamas y los cerca de 800 de una cirugía de orejas o párpados han acercado el bisturí a muchos bolsillos que no podrían permitirse la factura de hace años.

18.000 rinoplastias anuales

Y los que no disponen del dinero recurren al crédito. «Muchos pacientes lo solicitan al banco para operarse ya que los precios de las intervenciones no son muy elevados», explica la cirujano plástico de la Clínica Porcuna&DeBenito, si bien reconoce que «últimamente las entidades financieras lo están restringiendo bastante».

Lo cierto es que cada año se realizan más de 33.000 liposucciones en España, 23.500 aumentos de mamas y casi 18.000 rinoplastias, cifras nada desdeñables de personas que pasan por el quirófano sin estar enfermas. En 2009 (los datos completos más recientes) se realizaron en España más de 105.000 intervenciones en total. Si tenemos en cuenta que el coste de una liposucción ronda los 1.000 euros, retocarse la nariz puede suponer un desembolso medio de 1.100 o el precio de una abdominoplastia se eleva hasta los 1.500, los números de la cirugía estética arrojan datos millonarios: es una actividad que mueve unos 106 millones de euros anuales sólo en gastos hospitalarios. Es decir, sin tener en cuenta los honorarios del cirujano.

Una decisión no solo femenina

«Para lucir hay que sufrir». La frase no es nueva, pero refleja fielmente toda una filosofía de vida que ha rodeado a miles de mujeres desde hace décadas. La búsqueda del estereotipo cinematográfico o publicitario, la meta de la eterna juventud o la presión social explican que la mujer siga siendo la que más se somete a este tipo de cirugías. De cada diez intervenciones que se realizan dentro de nuestras fronteras, nueve tienen a una mujer por paciente. El colectivo femenino se decanta, principalmente, por la liposucción y el aumento de pecho, según datos del último informe de la SECPRE, aunque también hay intervenciones que son comunes como el rejuvenecimiento facial, la cirugía de los párpados, las rinoplastias o la corrección de orejas despegadas. La doctora De Benito añade además que el abanico de posibilidades sigue creciendo y que la mujer en España «accede a cirugía de rejuvenecimiento de zonas íntimas cada vez con mas frecuencia».

El interés de los varones por la cirugía estética ha aumentado, aunque la brecha con el público femenino es aún enorme. Si bien en 2009 suponían el 12% del total de intervenciones, el último dato de la Sociedad Catalana de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética recoge un aumento del 25% en la demanda de estas operaciones entre los hombres en territorio catalán durante los últimos cinco años. Obviamente, los gustos y necesidades estéticas de ellos y ellas son distintos, por lo que existen diferencias significativas en lo que demandan hombres y mujeres. Por el tipo de intervención se puede ver cómo entre el sexo masculino las operaciones de cirugía facial son las más demandadas, seguidas de la liposucción, aunque las diferencias con las féminas van más allá. La doctora De Benito explica que «generalmente, el varón que se somete a una cirugía estética tiene un perfil de edad media, poder adquisitivo medio alto y no quiere aparecer con aspecto cansado o envejecido debido a la competitividad laboral».

Por otro lado, las operaciones ‘masculinas’ de nariz o de las orejas han sido comunes en todas las épocas, lo que ha aumentado en los últimos tiempos es la demanda de liposucciones y rejuvenecimiento facial, especialmente las blefaroplastias o cirugía de los párpados.

Si existen diferencias de género notables, las distinciones en función de la franja de edad también son significativas. La distribución de las intervenciones muestra que el 43% del total se realiza en pacientes que tienen entre 30 y 44 años; el 35% a aquellos con más de 45 y el 22% restante, a los menores de 30. Existen patrones bien definidos por la fecha de nacimiento, ya que al cumplir años (más de 45, en concreto), se incrementa notablemente la demanda de la cirugía facial para paliar los signos del envejecimiento. Las jóvenes menores de 30 años que se someten a algún tipo de operación lo hacen principalmente para aumentar la talla de sujetador, mientras que las liposucciones son más frecuentes en aquellas personas que no han cumplido los 45 años.

Con respecto a la edad de los pacientes, hay distinguir los casos de menores de 18 años. Lo cierto es que no existen datos oficiales, pero algunas entidades como la Sociedad Española de Medicina Estética estiman que el porcentaje de operaciones estéticas realizadas a menores de edad puede rondar el 10% del total. El Defensor del Paciente eleva el dato hasta el 13%. Si bien la rinoplastia y el aumento de pecho son las más demandadas, los expertos estiman que solo la otoplastia está recomendada para menores de edad y en casos muy concretos en los que se realice para paliar una carga psicológica para el menor. En esta operación, el cirujano interviene para reposicionar las orejas prominentes o «en soplillo», o bien para reducir el tamaño. Generalmente, es una técnica que se realiza en niños entre los cuatro y 14 años, puesto que las orejas han crecido casi completamente a los cuatro años, así que cuanto antes se realice la cirugía, menor será el riesgo de que sufran acoso en el colegio.

¿Es imprescindible el quirófano?

Para someterse a una operación estética no queda más remedio que pasar por el quirófano, aunque existen otro tipo de opciones para cambiar la apariencia menos agresivos y más baratos. Se trata de los tratamientos estéticos sin cirugía. Estos tratamientos son técnicas que han manifestado un fuerte crecimiento en los últimos años, impulsado por ‘boom’ mediático del bótox.

El uso de la toxina botulínica con fines estéticos ha aumentado un 25% en el último año en España y se ha convertido en el tratamiento estético más solicitado. De hecho, lidera la lista de correcciones estéticas en general (cirugía incluida). En el caso de los tratamientos que no requieren operación, el bótox ha logrado desbancar a los rellenos faciales, que ocupaban la primera plaza del podio hasta su interrupción en nuestro país. Otro tipo de estos tratamientos que están muy extendidos son el rejuvenecimiento facial con láser, la depilación láser, la microdermoabrasión y el ‘peeling’ químico.