Economia

España vendió el 50% de sus reservas antes de la revalorización

MADRID. Actualizado: Guardar
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Los países mantienen sus reservas, en oro y divisas como garantía que respalda las transacciones con el exterior. Cuando nació el euro, a comienzos de 1999, estaba claro que la Unión Monetaria se había constituido en principal garante de los países miembros. Y España hizo una aportación al Banco Central Europeo en dólares, yenes y oro por importe de 4.447 millones de euros, equivalente al 7% de las reservas existentes.

Aquel mismo año, cuando la onza de oro estaba a 400 dólares, quince países europeos -España entre ellos- suscribieron un acuerdo para no vender, en conjunto, más de 2.500 toneladas de oro en el plazo de un lustro, con un tope máximo anual de 500 toneladas. El propósito de esta iniciativa era evitar un desplome del valor de la moneda, y el convenio se prorrogó otros cinco años. Lo cierto es que en ese periodo nunca se alcanzaron los techos de desinversión, porque la onza de oro apenas varió su precio. Sólo en la última etapa la orientación ha cambiado por completo, hasta el punto de que determinados bancos centrales han incrementado sus reservas de oro.

Banco de Inglaterra

En el caso de España, por necesidades no del todo aclaradas, el instituto emisor emprendió una política de ventas de 2004 a 2007 que rebajó las reservas en onzas troy desde 16,8 a 9,1 millones de toneladas. También el Banco de Inglaterra, por ejemplo, optó por una política semejante.

El Banco de España estaba necesitado de capitalización, y el Gobierno estimó que las reservas en oro no aportaban suficiente rentabilidad. En consecuencia, se vendió oro a un precio medio de unos 670 dólares por onza, lo que generó 2.500 millones de plusvalías. Y se invirtió el importe obtenido, unos 3.500 millones de euros, en bonos del Estado. La operación permitió que la capitalización del Banco de España, algo escasa para su actividad, se elevara a 2.000 millones de euros. La transacción se llevó a cabo con escaso sentido de la oportunidad, porque el precio del oro emprendió una rápida escalada que no se ha detenido. Si el Banco de España hubiera vendido ahora la misma cantidad del metal dorado, las ganancias brutas se habrían duplicado.