Ni lo tiene, ni lo quiere tener

«¿Por qué cojo un coche sin carné?, pero si sé conducir. No me hace falta». Así, sin reparo alguno ni temores legales, ésta es la respuesta más habitual que dan los conductores que en los controles de carretera son pillados con pocos papeles en la guantera. Aunque la Fiscalía de Menores viene padeciendo un aluvión de expedientes desde que la conducción sin carné se convirtió en delito por el hábito extendido de coger ciclomotores sin licencia alguna; cuando se busca el perfil de aquellos que hacen lo propio entre los adultos, el retrato se aleja del joven alocado y poco respetuoso con las leyes. Este delito es más bien cosas de hombres, de entre 35 y 40 años, que nunca se ha examinado aunque lleve mucho tiempo, incluso antes de ser mayor de edad, cogiendo un coche. Y no lo ha hecho porque confía en su experiencia al volante y, de paso, en la suerte de no ser parado por la Guardia Civil. «También hay un porcentaje importante de mujeres, pero son menos», señala el fiscal delegado de Seguridad Vial.

Las campañas de sensibilización, el endurecimiento de penas y el aumento de controles se estrellan sin remedio ante este perfil, que asombra por tratarse de personas que por su edad, debían de saber las consecuencias que acarrea infringir la ley. Pero también son la evidencia, como reconocen desde el Ministerio Público, que el mensaje no está calando en algunos segmentos de la población.

Hace un año, la Fiscalía, en esa lucha por poner coto a estas prácticas temerarias en la carretera, comenzó a acusar también a los propietarios de los vehículos que se los dejaban a personas sin permiso; lo que se entiende como el cooperador necesario. Pero las dificultades que entraña probar esta circunstancia hace que sólo hayan sido llevados a juicio en 2009 una docena de personas. Lo habitual es que el dueño del vehículo se escude en que desconocía que el infractor iba a utilizar su coche.