convención del pp en barcelona

Rajoy rueda cómodo

La cúpula del Partido Popular se reúne con el objetivo de asentar la imagen de unidad que ya se intentó transmitir tras la reunión del Comité Ejecutivo Nacional

BARCELONA Actualizado: Guardar
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Mariano Rajoy y el resto de la cúpula del PP han desembarcado en Barcelona con un objetivo claro: asentar la imagen de unidad que ya se intentó transmitir tras la reunión del Comité Ejecutivo Nacional y en la que hubo llamada al orden y advertencias de que no se tolerarían más espectáculos. El toque de atención parece haber surtido efecto y dos de los principales destinatarios del mismo, Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón, no se han salido del guión oficial.

No han hablado en las sesiones del cónclave popular, pero sí han sido asediados por los periodistas y han guardado las formas en su relación y en sus declaraciones. Incluso han bromeado con el hecho de que en México hayan utilizado una fotografía de ambos en las que se besaban para desaconsejar a los ciudadanos este tipo de saludo debido a la gripe A. Las autoridades del Estado mexicano de Hidalgo pidieron ayer disculpas por ese uso.

Otras disculpas, las pedidas ayer por Francisco Camps por sus palabras en las que acusó a los socialistas valencianos de que les gustaría que apareciera "boca abajo en una cuneta" han estado presentes en el inicio de la Convención popular. Eso sí, sólo en los corrillos informales entre periodistas y dirigentes del PP, porque cuando éstos veían una grabadora, el discurso era calcado: no hay comentarios.

Mirando a La Moncloa

Ni el propio Rajoy ha entrado al trapo que le han lanzado los informadores sobre este asunto, porque se ha limitado a recalcar que de lo que se tenía que hablar durante el fin de semana en Barcelona es del futuro. No es que quisiera decir que Camps es pasado, sino que el único objetivo de estos tres días es hablar de lo que el PP tiene que hacer para que él sea el inquilino del Palacio de la Moncloa.

En ese camino no caben disensiones televisadas y radiadas como las que han existido en los últimos meses y hay propósito de enmienda. Es más, María Dolores de Cospedal ha dado por cerradas las últimas "turbulencias" que ha vivido el partido y Aguirre ha dicho que siempre está de acuerdo con ella. Es decir, Rajoy ha vivido un viernes 13 sin escalofríos. No parece que ni siquiera se los hayan provocado las palabras de Cospedal en las que, sin citar a José María Aznar, ha parecido salir al paso de algunas declaraciones que podían provocar cierta duda.

Si hace quince días Aznar dijo que para lograr un partido cohesionado hace falta que de verdad haya "un partido y no varios, un proyecto y no varios, y, si es posible, un líder, no varios", hoy la secretaria general ha sentenciado: el PP es un gran partido, con un gran proyecto y con un gran líder.

Arropado por los suyos

Un líder que ha repartido besos y apretones de manos entre los 3.000 asistentes al cónclave popular y que ha sido reclamado para decenas de fotografías: con militantes, con simpatizantes, con niños, con una joven virtual, colocándose una pulsera solidaria y bebiendo una copa de cava en el "stand" ubicado en el Palacio de Congresos de Cataluña para promocionar los productos catalanes.

Los fotógrafos aguardaban una imagen más que no ha sido posible: la de Rajoy, muy aficionado al ciclismo, subido a una bicicleta estática en la que, por un euro el minuto, se contribuye a financiar un comedor social.

En eso sí le ha ganado la partida y la foto Esperanza Aguirre. La "lideresa" no ha dudado en subirse y, ante la pregunta de los periodistas de si el PP pedalea ahora en llano, comentar que su partido "pedalea lo que le echen". Tras bastantes etapas de sufrimiento, Rajoy baja el puerto arropado por sus gregarios.