Brown y su esposa Sarah, durante un acto religioso./ AP
MUNDO

La salud de Brown dispara las especulaciones sobre su relevo

Un nuevo informe médico detecta

CORRESPONSAL. LONDRES Actualizado: Guardar
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El primer ministro británico, Gordon Brown, padece dos pequeños desgarros en la retina de su ojo derecho, que no le obligarán a someterse a una operación quirúrgica, informó ayer la oficina del jefe del Gobierno. El comunicado dice también que el problema no le impide realizar con normalidad su trabajo.

Colaboradores íntimos de Brown han manifestado que para entender los impulsos vitales del líder laborista hay que tener en cuenta un temor esencial, el de devenir ciego con el paso de los años. El ahora primer ministro británico perdió el 70% de la visión de su ojo izquierdo, como consecuencia de un golpe cuando jugaba a rugby.

Esa experiencia juvenil ha sido recordada insistentemente por Brown en sus discursos públicos. Presenta su estancia en el hospital, el miedo a que se frustraran sus estudios, la ansiedad de sus padres, y sobre todo el cuidado recibido por enfermeros y médicos del hospital del servicio público de salud, como una experiencia formativa de su política. Pero, en las últimas semanas, su visión en el ojo bueno se había convertido en un asunto que ha afectado a la política británica de manera distinta. En su viaje a EE UU, para asistir a la Asamblea General de la ONU y a la cumbre del G-20, fue preguntado en la televisión si realmente estaba perdiendo la vista.

Es sabido que el primer ministro escribe sus e-mails con un tipo de letra muy grande, que también le presentan documentos del Gobierno con letras de mayor tamaño que el habitual. En algunas fotografías, especialmente durante la gestión de la crisis, destacaba el aire muy cansado del ojo bueno.

Chequeo anual

La especulación le persiguió de regreso a casa. Que Andrew Marr, un periodista que tiene una relación de cercanía con los laboristas, le preguntase en una entrevis sobre la veracidad de los rumores sobre la pérdida de vista o su tratamiento con antidepresivos provocó un pequeño maremoto en la conferencia del partido. Ayer, Downing Street aireó, que Brown se somete anualmente a un chequeo de sus ojos y que en el rutinario le detectaron los dos pequeños desgarros de retina. Acudió esta semana de nuevo al hospital y los nuevos análisis han confirmado los desgarros y que su vista no corre peligro.

Aunque la nota de Downing Street ofrece la sensación de normalidad, alimentó la posibilidad de que Brown alegara la necesidad de descansar su vista para renunciar al liderazgo. En la conferencia anual, esbozó un programa electoral, pero en ningún momento dijo que liderará la campaña para ser el próximo primer ministro.