Rodríguez Zapatero, junto al presidente de Castilla y León, y Miguel Sebastián en rueda de prensa en Valladolid. / REUTERS
Economia

La automoción española, en manos de Gobiernos extranjeros y ayudas públicas

El futuro de una buena parte del PIB se decide

MADRID Actualizado: Guardar
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La automoción española es consciente de que la época dorada del sector ha pasado. Ya no se volverán a registrar cifras de producción como las de hace dos o tres años, cuando de las 18 factorías implantadas en el país salían tres millones de vehículos cada año. La crisis, la competencia de los países emergentes y la evidencia, cada más intensa, de que todo se decide fuera de las fronteras españolas dejan al sector en el filo de la navaja.

Sólo pequeños golpes de suerte, sustentados eso sí en una experiencia y competitividad aún reconocidas en el mundo, o enormes esfuerzos por parte de las plantillas sirven ya para garantizar el futuro a la industria. Un sector que, sólo de forma directa, supone un 3,5% del PIB (en 2006 ese porcentaje era del 4,9%) y un 8,7% del empleo (un 9,3% hace tres años). El peso si se suma la industria auxiliar es muchísimo mayor.

Los dos últimos episodios han sido positivos. El Q3 para Seat y los dos modelos (uno convencional y otro eléctrico) para Renault Valladolid se han logrado mediante cesiones notables de los trabajadores y negociaciones internacionales que siempre han llevado las ayudas públicas por delante.

Otras crisis

Y es que los países madre de las marcas también sufren la crisis, la presión de los sindicatos y la necesidad de crear empleo dentro y no fuera. En definitiva, si no hay apoyo económico es materialmente imposible que nadie conceda un nuevo modelo a España.

El panorama actual no sería mejor si las cosas marcharan algo mejor en casa, puesto que España exporta el 80% de los vehículos que produce, sobre todo a Alemania, Francia, Italia y Reino Unido, con lo que, de nuevo, la automoción camina al compás de música extranjera.

El tiempo hace olvidar casi todo, pero los sindicatos recuerdan que si hay un negocio en el que los ajustes de plantilla son «el pan nuestro de cada día» es este. Desde hace más de un año, gota a gota, las plantas han ido presentando expedientes de regulación de empleo (ERE); casi siempre temporales, aunque en varias ocasiones los despidos han sido definitivos. De hecho, el 99% de las factorías tienen aprobado o en marcha algún ERE. La excepción es Volkswagen Navarra, que incluso contrata personal al calor del éxito del Polo.

Desde el Ejecutivo se intentan calmar las aguas con un Plan de Competitividad ya en marcha este año (dotado de 800 millones) y que se repetirá en 2010 aunque con un presupuesto final aún incierto. Un programa que vincula las ayudas al mantenimiento del empleo, y muy centrado en la innovación y el desarrollo de nuevas tecnologías menos contaminantes.

Dinero para sobrevivir

Pero ese esfuerzo no es suficiente. El sector reclama de forma urgente la ampliación del Plan 2000E, el verdadero motor del negocio en los últimos meses. Los 1.000 millones presupuestados por el Estado están próximos a agotarse y el dinero previsto por algunas comunidades autónomas ya se ha acabado.

Los vendedores urgen la renovación del programa para intentar salvar el año y recuerdan que las administraciones tienen un enorme retorno de ese dinero que adelantan vía impuestos.

El Ministerio de Industria, que estos días pelea con Alemania y Magna una salida justa para Opel, tiene en el coche eléctrico una de sus prioridades. De hecho, Miguel Sebastián está empeñado en hacer de España un polo de desarrollo de esta tecnología, a la que ha ofercido avales por 1.000 millones.