Juan Pérez Silva visita la tumba de algunas de las víctimas en Benalup. / MIGUEL GÓMEZ
REACCIONES

Un abrazo a la memoria

Historiadores, vecinos y familiares de las víctimas aprueban la protección del recorrido, aunque coinciden en que llega demasiado tarde

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Juan Pérez Silva, el hijo de La Libertaria, acaba de cumplir 75 años. Todavía no sabe dónde yacen los restos de su madre, desaparecida en agosto del 36. Hace poco, con motivo del envío de la causa a los Juzgados de Chiclana, declaró: «No busco un puñado de huesos. Busco justicia». Esa justicia pasa por preservar la memoria «de todo lo que ocurrió, de lo bueno y de lo malo, aunque duela».

La declaración como Bien de Interés Cultural (oficial desde ayer mismo) de los lugares en los que transcurrió la tragedia supone, para Juan Pérez Silva, «un paso de gigante, un espaldarazo, un abrazo a esa memoria de las víctimas: de todas las víctimas». La Junta, según el hijo de María Silva (que escapó milagrosamente de la choza de Seisdedos), ha resuelto así un vacío que dejaba sin protección «algunos lugares que tienen un significado muy especial para mucha gente, y no sólo en Benalup, ni en Andalucía, sino en España y en el extranjero».

La figura del BIC permitirá preservar la calle Nueva, el bar el Resbalón (antigua sede del sindicato anarquista), el patio Cantalejo (donde apresaron a Manuel Quijada), la casa de los Espina (antiguo cuartel de la Guardia Civil) y, por supuesto, la choza de Seisdedos, incendiada en plena represión de la guardia de asalto. Pero también afecta a toda la documentación histórica sobre los hechos y a los testimonios, orales y escritos que quedan sobre los mismos.

Turismo e historia

Para el historiador José Luis Gutiérrez Molina, uno de los máximos conocedores de lo que allí sucedió, «la medida, por lo que ha trascendido hasta ahora y a la espera de ver qué se va a proteger y cómo, me parece acertada, aunque el desencadenante haya sido la polémica apertura de la Fonda Utopía». Al igual que Pérez Silva, aplaude la decisión, pero tampoco se ahorra el matiz: «Llega tarde».

El investigador se refiere a la inauguración, en 2006, de un hotel donde tres cuartos de siglo antes se levantaba la choza de Seisdedos. Las instalaciones temáticas, inspiradas en los años 30, despertaron el recelo, cuando no el rechazo, de familiares de víctimas, investigadores y colectivos como la Asociación de Abogados Progresitas de Andalucía, que lleva desde entonces peleando para que la protección de ese patrimonio, tangible e intangible, no sea una cuestión moral, sino legal. «Han sido los promotores del BIC», afirma Gutiérrez Molina, porque «a todos los que nos hemos implicado hasta lo personal en la divulgación de lo sucedido nos dolió ver cómo se descorchaban botellas de champán donde murieron 12 personas». La idea le pareció, como mínimo, «falta de sensibilidad», aunque la situación ha cambiado.

La Fundación Casas Viejas compró al hotel parte de las instalaciones para dedicarlas a la salvaguarda del recuerdo de los hechos, en forma de museo o centro temático.

Para Salustiano Gutiérrez, vecino e investigador, el local «resulta pequeño, sólo incluye la corraleta, no la choza y, según parece, la planta inferior es propiedad del hotel, con lo que al construir las escaleras de minusvalidos y el ascenso desde esa planta afea el resultado». «Creo que a partir de ahora que se ha logrado un imporatante paso adelante con la declaración BIC la Fundación debería ser la canalizadora efectiva de todas las actividades en torno a ellas», explica Salustiano.

Tareas prioritarias

«Una de sus tareas prioritarias debe ser apoyar todas las iniciativas de la sociedad civil que aparezcan y fomentar la participación de todos los que lo deseen o tengan algo que aportar». Salustiano también está seguro de que ambos hechos (la apertura de Utopía) y la constitución de la Fundación Casas Viejas están estrechamente ligadas. «La declaración BIC es una reacción más a todo lo que se debatió entonces».

Para Manuela Lago, nieta de otra de las víctimas (en cuyo honor lleva su nombre), la cuestión es mucho más sencilla: «Personalmente, llevo desde 1993 llamando la atención sobre la necesidad de que se protejan esos lugares; si algún sentido tuvieron aquellas muertes es la lección que dieron al futuro, el mensaje de lanzaron a la Historia».