Cientos de personas desfilan por el estadio de Cornellà para despedirse de Jarque. / Efe
luto en el mundo del fútbol

Más de 14.000 personas despiden a Dani Jarque en el estadio Cornellá-El Prat

Familiares y amigos se han reunido en la capilla ardiente del capitán del Espanyol, fallecido en Italia debido a un fallo cardíaco

BARCELONA Actualizado: Guardar
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Alrededor de 14.000 personas, según las cifras facilitadas por el Espanyol, han participado en el silencioso desfile en el que se ha convertido la capilla ardiente de Dani Jarque, el capitán del equipo blanquiazul, fallecido el pasado sábado en Italia debido a un fallo cardíaco. La explanada de la puerta 21, santuario en memoria de Jarque, ha quedado tapizada por las velas, los colores, las bufandas y las camisetas, algunas depositadas en persona por futbolistas como Marc Crosas (Celtic) o Sergio Sánchez, ex compañero de Jarque.

Al caer de la tarde, el 'mosén' Salvador Solà i Bohigas, párroco del barrio de la Cooperativa de Sant Boi, donde se crió Jarque, ha oficiado el funeral en la intimidad familiar con las notas del coro Mortis Nostrae. Ha sido el epílogo a una intensa jornada para los jugadores y especialmente para la familia.

Procesión de coronas

Al mismo tiempo que una incesante procesión de coronas de flores entraba en el estadio por la puerta 21, la gente ha desfilado en silencio, compungida e impresionada, por el pasillo habilitado por el club hasta el antepalco presidencial. Allí han flanqueado el féretro de Jarque sus compañeros de equipo y los directivos del club en una escena impactante. Con la mirada perdida, en un extremo silencio, los jugadores del Espanyol han acompañado a Jarque junto a una enorme corona con el escudo del club y una foto del futbolista fallecido.

Al otro lado del féretro, protegidos por un biombo, familiares y amigos de Jarque han asistido con dolor a la incesante procesión de aficionados anónimos que han atravesado la sala en silencio, moderando el paso, santiguándose ante el ataúd del capitán del equipo, sin teléfonos móviles ni cámaras fotográficas a la vista, aún incrédulos ante la muerte de un chico de 26 años que estaba a punto de ser padre. Al final del recorrido, apenas ocho o diez minutos desde la entrada al estadio, varios libros de recogida de firmas han dado por cerrado el desfile de despedida. La mayoría ha escrito algunas palabras de ánimo.

El Espanyol afronta ahora el futuro más inmediato entre el dolor y la incógnita. El consejo directivo decidirá la semana próxima cuál es la mejor manera de homenajear la memoria de Jarque entre la multitud de propuestas que ha recibido, desde organizar un partido anual en su nombre, el 8 de agosto, a bautizar el nuevo estadio. Y sus compañeros volverán a trabajar el próximo jueves.