Sebastián ya tiene trabajo

Dos años y un puñado de días de agosto. Incertidumbre incalculable, miles de horas en cursos, cientos de dudas, decenas de frustraciones y no menos promesas. Todo eso, que es como podía resumirse los 24 meses y medio que han pasado desde aquel día de julio de 2007 en el que la multinacional Delphi echó el cierre de su factoría en Puerto Real, es lo que se acabó ayer para Sebastián, uno de aquellos casi 2.000 ex trabajadores de la firma americana. Desde ayer tiene un empleo; empieza el 1 de septiembre.

Tal y como prometió la semana pasada tras entrevistar a medio millar de operarios, Alestis (la aeronáutica andaluza que edificará una planta junto a la vieja fábrica automovilística) confirmó ayer a 350 de ellos la buena noticia. Sebastián, de 41 años, es uno de los elegidos. «Y no puedo decir otra cosa que estoy muy contento, porque han sido meses muy duros», apostilla sin dudarlo.

Como él, los demás compañeros recibieron la buena nueva a través del correo electrónico. Por lo general, se les comunica que han sido aceptados y se les solicita una serie de documentos que varía según el caso (por lo general, pruebas documentadas de la titulación que se dijo poseer durante las entrevistas). Casi con toda seguridad, se les convocará para la última semana de agosto para que firmen el contrato. Al fin.

Media vida

La idea, según confirmaron ayer desde el Dispositivo de Tratamiento Singular (oficina que tramita todo lo relacionado con la vida laboral de los ex empleados de Delphi) es que el 1 de septiembre comiencen los cursos previstos para reciclarles desde su experiencia en una cadena de montaje para la automoción a otra relacionada con la aeronáutica. La formación durará hasta que pueda estar en marcha la nueva planta de Alestis en Puerto Real. Mientras tanto, irán aprendiendo el oficio en las instalaciones que SK 10 (una de las empresas que forman la firma andaluza) tiene ahora en El Puerto.

Hasta allí irá todos los días Sebastián. Padre de dos niñas pequeñas, empezó a trabajar a los 16 años en Dragados como administrativo. Tres años después, a los 19, entró en la entonces General Motors, donde permaneció hasta julio de 2007, hasta que la empresa decidió terminar su relación con la Bahía gaditana.

«He estado allí toda la vida y allí lo aprendí todo; el final fue muy desagradable, pero todos los años que estuve fueron muy buenos», recuerda de su anterior empleo, en el que llegó a ser oficial de primera de mantenimiento eléctrico.

¿Y de qué podría trabajar en la nueva Alestis? «La verdad es que cumplo varios de los perfiles y ya se verá dónde entro finalmente». Porque lo realmente importante en estos momentos es su puesto de trabajo. «Siempre confié en que se cumplirían los acuerdos que se pactaron en su día entre trabajadores, sindicatos y Administración», resalta. Sin embargo, durante dos años se piensa mucho «en lo mal que está la cosa ahí fuera, en que los problemas económicos de las empresas eran cada vez mayores y en que todo se complicaba». Al final, «ha habido final feliz y eso es lo que importa».

Aún quedan 850

Una historia similar pueden contar ya alrededor de un millar de ex asalariados de Delphi. Cuando la compañía americana se fue, el número de afectados de forma directa superaba holgadamente los 1.800. Desde ese momento, se abrió el periodo de prejubilaciones, bajas por enfermedad e incluso renuncia al acuerdo que estipulaba que la Junta les encontraría un empleo antes del 31 de julio de 2009. Para todos los que se quedaran en el sistema, habría cursos de todo tipo hasta llegar al verano actual. Ahora, y tras los 350 de Alestis y el centenar que ha previsto Gadir Solar, quedarían entre 800 y 850 por encontrar una salida. Hasta ese día, continuarán con cursos subvencionados que mantengan su nivel adquisitivo.