TASACIÓN. Uno de los empleados del Monte de Piedad de Cádiz revisa las piezas entregadas por un cliente. / ROMÁN RÍOS
Ciudadanos

El empeño se convierte en una salida cada vez más socorrida para los gaditanos

El Monte de Piedad de Unicaja ha incrementado sus clientes en un 16,68% en el último año Los negocios de compra y venta de oro proliferan en la provincia, especialmente en la capital

| SAN FERNANDO Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«Es la primera vez que vengo y lo hago para salvar unos ahoguillos que tengo, aunque espero poder recuperar el oro pronto». Al igual que Cristina Salado, muchos gaditanos han visto en los empeños la salida para poder cuadrar las cuentas, al menos de forma momentánea. Un actividad que está viviendo un resurgir como consecuencia de los problemas económicos que están atravesando las familias. No hay más que acercarse al Monte de Piedad de Unicaja, en Cádiz, para ver las largas colas de esperas que se forman. Sin embargo, no es éste el principal indicativo del crecimiento que están experimentando los empeños y las recuperaciones, pues el mayor auge se observa en la cantidad de negocios de compra y venta de oro que abren en toda la provincia.

La capital se ha convertido en el refugio de estos comercios. Hace poco más de un mes abría uno en la calle Montañés, y la próxima semana abrirá otro en la calle Ancha. A éstos hay que sumar dos más, uno en Segunda Aguada y otro en la Avenida Ana de Viya (muy cerca, además del Monte de Piedad). Este florecimiento de establecimientos se debe a la necesidad de afrontar los pagos de facturas como la luz, el agua o el alquiler. Y el oro y las piedras preciosas son los objetos que más se sacrifican con la esperanza de volver a recuperarlos.

Negocios diferentes

Lo primero que hay que tener en cuenta es que el único lugar en el que se pueden realizar empeños es en los Montes de Piedad, que tienen autoridad para sacar las piezas a subastas si, en el plazo de un año, más un mes de cortesía, no han sido recuperadas por sus dueños, que optan al sobrante de la cancelación del préstamo proveniente de la subasta. En el caso de los comercios de venta y compra de oro, a lo más que se puede aspirar es a una «recuperación», tal y como explica Merche Cotorruelo, dependienta del comercio de la calle Montañés, en el que se paga un 8% del valor de la pieza. Luego el cliente debe pagar un 10% para recuperarla. Cotorruelo deja bien claro que en su negocio «no se hacen empeños». El gramo de oro en el Monte de Piedad tiene un valor medio de cinco euros, mientras que los establecimientos de compra y venta, duplican la cifra, hasta ofrecer 10 euros por gramo de oro.

Aún así, el volumen de operaciones de estos comercios está alejado del servicio del Monte de Piedad, que en 2008 tuvo un total de 8.883 clientes (un 16,68% más que en 2007). Además, el valor medio de las operaciones realizadas, que alcanzaron una cifra de 12.315, se situó en unos 300,45 euros (un 0,81% más que un año antes).

El cliente: mujer joven

El perfil medio de las personas que recurren al empeño, responde a mujeres con edades comprendidas entre los 25 y los 50 años. Aunque, con la crisis, los jóvenes están ganando terreno. A este perfil se ajusta, por ejemplo, María Zambrano, una «experta en el empeño» pues ha acudido «varias veces» al Monte de Piedad, antes incluso de que «todo estuviera tan mal». También entonces, la casa de empeño «ha estado siempre llena». María lo utiliza porque «te permite tener dinero cuando hace falta y recuperarlo cuando tu situación es más favorable; es como un crédito rápido pero sin inconvenientes y con intereses más pequeños». Ana Pérez, por su parte, es usuaria del comercio de venta de oro y cree que «es más ventajoso» que el empeño, porque «dan más dinero». «Hay muchas joyas que te regalan y al final no te pones», reconoce Ana, que además considera que «el oro ya no se lleva entre los jóvenes, y es común que vengan a venderlo para comprar ropa».

En pocos días abrirá El Prestamito una tienda dedicada a la compra de objetos -no sólo joyas- desde «relojes y tecnología a cuadros», especifica Blanca González, una dependienta. La cadena tiene tiendas en toda España y «está atravesando una época muy buena, duplicando e incluso triplicado el volumen de operaciones», afirma Blanca.