Economia

Realismo y esperanza

| COLPISA. MADRID Actualizado: Guardar
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Desde el sindicato UGT José Luis Aramburu, jefe del departamento técnico, se decanta a favor del cambio introducido por el Presidente del Gobierno. Cree que, «para una salida de la crisis, la variable confianza es un factor añadido sustancial». En su opinión, si fue malo no reconocer la difícil situación económica en su momento, peor hubiera sido mostrar poca convicción y energía a la hora de actuar. «El paquete de medidas del Ejecutivo llevaba ya un tiempo en marcha, sin que se apreciaran sus efectos», y había que tomar las riendas.

Aramburu atribuye las manifestaciones del Gobernador del Banco de España y de otras autoridades «al componente ideológico» de quienes sostienen distintas opciones políticas. «Si mañana nos justificaran que se crea empleo con una determinada medida, la adoptaríamos, pero no es verdad», asegura, y critica la propuestas de flexibilidad laboral para combatir una supuesta rigidez del mercado de trabajo «que nosotros (UGT) no vemos ni en pintura». Por eso aconseja a Fernández Ordóñez «que se centre en el control del sistema financiero y no busque protagonismo con sus mensajes catastrofistas».

También para Fernando Lezcano, secretario de comunicación de CC OO, -que admite hablar «sin certezas»- tras la actuación de los afines a Solbes habría una confrontación de dos líneas, las defendidas, respectivamente, por socioliberales y socialdemócratas, dos tendencias de la familia socialista. «La situación es muy grave, pero la economía también crece con la confianza, de manera que, sin engañar a la sociedad, se deben lanzar mensajes realistas de esperanza», afirma.

Sugiere que se pueden hacer muchas cosas para salir fortalecidos de la crisis. Lo primero de todo, atender a las personas que no encuentran empleo o están a punto de perderlo, y a las que no tienen derecho o se les acaba la prestación de paro, dándoles unos ingresos mínimos para evitar que caigan en la exclusión social. Se impone a la vez reactivar la economía, para lo que no hay que prescindir, en su opinión, ni de la construcción ni de los servicios, que tienen un potencial de crecimiento si se reorientan hacia otras actividades (vivienda en alquiler, infraestructuras). Tras poner orden en el sistema financiero -para que transfiera recursos a familias y empresas-, habría que cambiar el patrón de crecimiento aportando bases sólidas a la industria y mejorando el sistema educativo para incardinarlo mejor en la actividad económica.