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Mujer y joven, riesgo especial

Los últimos años han supuesto un cambio en el perfil del consumidor de tabaco. Conforme ha aumentado la información sobre sus efectos perniciosos, los hombres adultos han comenzado a fumar menos. Pero son los adolescentes y las mujeres los que están tomando el relevo y ya hay franjas de edad (14-16 años) en que las chicas fuman más que los chicos.

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Aunque el porcentaje de población «enganchada» al tabaco sigue siendo elevado en la provincia (el 33,5%), su distribución no es homogénea, pues se ha producido lo que Daniel López Vega llama «una transformación en el consumo» y ahora son las mujeres, los adolescentes, los desempleados y quienes viven en zonas desfavorecidas los más expuestos a la adicción. Entre los reclusos, por ejemplo, la cifra se eleva hasta el 80%. Por eso el problema necesita de un abordaje especial y, según López Vega, un elemento clave en la lucha contra la adicción es el control del precio: «Si se cumple la normativa actual, no se vende tabaco suelto y se eleva el precio de la cajetilla, hay tramos de población, como los adolescentes, que no podrían acceder a él».