«Convertiría el Vaporcito en un monumento eterno»

Por ello, todo el dinero que obtuviese por un golpe de azar lo destinaría a engrandecer aún más su barco. «Es uno más de la familia. Hay que vivirlo para saber lo que yo siento por este monumento». Andrés gastaría cada céntimo de euro en mejorar el barco, «en curarle las heridas después de tantos años en la mar y seguir haciendo grande el Vaporcito de El Puerto». «Y es que «es mayor, pero no está viejo». «Hoy es el día más indicado para preguntarme que haría yo si me tocara el gordo», comenta Andrés, ya que su barco está en la dársena para ser reparado y no volverá al mar hasta el mes de febrero. Carpinteros, pintores, mecánicos se afanan en ponerlo a punto, pero siempre «hacen falta más recursos». El trabajo de reparación es totalmente artesanal, ya que el barco es de maderas nobles y necesita «el mimo de las personas que saben hacer su trabajo».