ACCESO. El proyecto contempla otra carretera de acceso. / R. RÍOS
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El proyecto de Atlanterra, pendiente sólo de la iniciativa de las promotoras

Profesionales del turismo dudan de que se inicien las obras mientras dure la crisis financiera que ha paralizado al sector de la construcción

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Fuentes del sector turístico muy vinculadas a la gestación del proyecto de Atlanterra temen que la crisis económica paralice un poco más el inicio del mismo, a pesar de que la Junta de Andalucía haya dado el espaldarazo legal definitivo para la construcción de un campo de golf, 1.035 viviendas y unas 1.400 plazas hoteleras. «Sé que la constructora ha dicho que está interesada en el proyecto, pero dudo de que lo inicie ahora mismo», argumentó un famoso directivo de campo de golf, ligado a la historia de Tarifa. Y como él piensan los hoteleros consultados, que se muestran sorprendidos por la aprobación de este proyecto y por que la junta de compensación -formada por Atalaya Desarrollos Inmobiliarios (Grupo Q), Vallehermoso, Vacaciones Atlantik y Arenas de Zahara- comience las obras en plena crisis financiera. El Grupo Q aseguró que sí tiene interés en el proyecto y que espera que cuando se haya terminado con toda la tramitación de los permisos, «que lleva meses, incluso más de un año, haya pasado esta mala racha económica», explicó el gerente de promociones de Atalaya Desarrollos Inmobiliarios, Roberto de la Cruz.

Para los políticos locales, a excepción del edil de IU de Tarifa, Javier Mohedano, esta iniciativa traerá trabajo y desarrollo al municipio. El alcalde de la localidad, Miguel Manella, explicó que se ha tenido que añadir un acceso diferente, que entrará por la carretera de Retín, una vez pasado el Almarchal y La Zarzuela, «para no sobrecargar a Zahara de los Atunes con tanto tráfico». Para Manella, éste será un proyecto que aportará «calidad turística y que luchará contra la gran estacionalidad que tiene la zona, con la construcción del campo de golf, que es un deporte demandado por extranjeros en nuestra temporada baja». De hecho, la zona de Atlanterra es ahora mismo y durante todo el invierno un poblado casi fantasma, con hoteles cerrados y segundas viviendas vacías. Manella destacó también que este proyecto aporta 100.000 metros cuadrados de equipamiento municipal.