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EL FORO

La plaga

ÁNGEL GUTIÉRREZ
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oy de los que se resiste a hablar del terrorismo de ETA, porque el eco de sus actos contribuye a publicitarles. Pero los medios tienen la desagradable obligación a veces de trasladar la realidad a la sociedad. Y los que asistimos a esa realidad y nos posicionamos públicamente no podemos permanecer impasibles. No obstante, sería aconsejable no abundar demasiado en la última acción vil de estas bestias. Queda claro que la serpiente tiene varias cabezas y que, aunque se detenga a sus líderes, la organización terrorista continuará con sus consignas violentas. El problema vasco es eso, un problema de una comunidad autónoma que a menudo salpica y daña al resto de los españoles. El problema vasco persiste y persistirá mientras haya una masa social que respalde la violencia y una clase política que juegue al nacionalismo independentista. Son muchos años soportando la extorsión de unos pocos desgraciados; estúpidos que aún creen poder someter violentamente a un Estado de Derecho. Desgraciadamente, en este mundo tan global en el que hoy vivimos el terrorismo es una plaga y en cualquier parte te puedes convertir en una víctima. El de ETA ahora es un terror selectivo. Pero no siempre lo ha sido, recordemos por ejemplo el atentado en el Hipercor de Barcelona en 1987 y en el que murieron 21 personas. Lo que une a los terroristas es su fanatismo, que les ayuda a justificar sus actos por muy bárbaros que sean. Lo de la pasada semana en India es una demostración más del salvajismo al que pueden llegar los fanáticos. Qué más da si la motivación de los crímenes es política o religiosa. El objetivo es sembrar el miedo destrozando vidas y desgraciadamente lo consiguen. A esa última barbarie le prestamos más atención por la presencia española. Estoy seguro de que sin españoles de por medio hubiera sido sólo una noticia más aquí. Cuando hay compatriotas afectados nos sentimos más implicados en la tragedia. Y más aún con una heroína en calcetines. La estudiada aparición pública de Aguirre fue lamentable y su exposición mediática resultó excesiva. Ha dado la sensación de querer rentabilizar un episodio dramático del que, por cierto, escapó la primera.