BELLEZA. El patio de la finca tiene una decoración muy detallista y cuidada. / ÓSCAR CHAMORRO
CÁDIZ

La falta de inversiones paraliza la ejecución del proyecto del hotel de Veedor

La remodelación de la céntrica finca, propiedad de Pablo Grosso, estaba contemplada para el 2012 El dueño está adelantando los trámites administrativos

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Hace más de un año decidió apostar aún más por la ciudad y adquirió la Casa Aramburu -propiedad por entonces de la familia Delgado Lallemand- por una cantidad millonaria. Su sueño era rehabilitara y convertirla en un denominado hotel con encanto de cinco estrellas. Encargó el proyecto y solicitó al interiorista Álvaro Linares que comenzase a trabajar en la remodelación del interior para, en septiembre de este año, iniciar la actuación. Sin embargo, el empresario gaditano Pablo Grosso ha tenido que suspender la actuación y esperar.

La crisis económica le ha tocado de lleno al restaurador y las entidades bancarias no le han concedido el dinero necesario para poder ejecutar este proyecto que proporcionaría una nueva oferta hotelera a la ciudad.

Como reconoce el propio Pablo Grosso, «es demasiado el dinero que hay que aportar para remodelar el interior y adaptarlo para convertirlo en un hotel. Pero yo solo no puedo emprender este proyecto. Necesito respaldo económico». El empresario no sólo confiaba en la ayuda de los bancos, sino en apuesta de las distintas administraciones para poder poner en marcha este proyecto. Sin embargo, Grosso ha recibido la callada por respuesta y, de momento, ha dejado en suspenso este ambicioso proyecto de reforma.

Sin embargo, el empresario gaditano, propietario del Grupo Grosso, ya ha solicitado los permisos necesarios para ejecutar la obra (licencia de obra mayor), además de realizar un estudio sobre el valor patrimonial del inmueble y las zonas que deberán ser protegidas, según el catálogo de bienes e inmuebles existente.

De lujo

La casa palacio tiene previsto acoger entre sus muros entre 16 y 14 habitaciones de gran lujo, «ya que cada estancia debe tener un mínimo de metros cuadrados para poder obtener la categoría máxima», explicó Pablo Grosso, y todas tendrán jacuzzi y ducha. Contará con una zona de restauración para los clientes, con una terraza en el patio.

El edificio es uno de los dos únicos -junto al palacio de Mora- que mantiene un frondoso jardín como patio interior. Además de las pinturas y los principales adornos, el proyecto de remodelación conservará esta zona verde y la cerrará con una montera acristalada.

El piso superior de la casa se destinará a un solarium y a un pequeño spa, mientras que en la planta baja se acondicionará un gran salón para celebraciones, como bodas.

El futuro hotel contará como atractivo añadido de estar ubicado en el centro de la capital -a cinco minutos de la calle Ancha- y, además, en uno de los barrios más tranquilos de Cádiz, el barrio del Mentidero.

La única actuación que ha podido ejecutar hasta ahora el Grupo Grosso en el inmueble es la adaptación de la esquina del edificio, en la confluencia con la calle Vea Murguía, del local para hacer un restaurante japonés que se puso en marcha el pasado año.

Futuro

El empresario Pablo Grosso espera que la crisis económica mundial pase «rápido», y que los bancos vuelvan a invertir y confíen en su proyecto. Pero a pesar de los inconvenientes, Grosso piensa ejecutar la remodelación de la casa palacio para convertirla en hotel, «aunque no pueda dar servicio durante la celebración del bicentenario de la proclamación de la Constitución de 1812».

El Grupo Grosso cuenta, actualmente, con diversos negocios de hotelería en la provincia, aunque la mayoría se encuentran en la capital, además del servicio de catering.

Pero el hostelero nacido en Cádiz sigue pensando nuevas ideas para la ciudad. El último proyecto que deseaba iniciar eran negocios de comida rápida de calidad, y freidores de pescado. «A pesar de que han sido uno de los negocios que han caracterizado siempre a Cádiz, en los últimos años han cerrado muchos, quedando abiertos al público sólo unos pocos. Mi proyecto era revitalizarlos, aunque dándoles un aire moderno. A este servicio se uniría el servicio de comida rápida pero natural y sana, similares a los abiertos en las grandes capitales», explica Grosso.El responsable de la empresa de hostelería también ha paralizado, de momento, este proyecto. «Son demasiadas las dificultades que surgen en Cádiz para iniciar cualquier aventura empresarial, así que esperaré el momento oportuno», apostilló. Además, el grupo tiene pendiente la ejecución de un proyecto de hostelería en la plaza de Santa María del Mar.

mhuguet@lavozdigital.es