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Obama se desmarca en las encuestas

Florida y Ohio dan al candidato demócrata una ventaja considerable

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En la recta final de la campaña electoral, el candidato demócrata Barack Obama ha logrado por fin una ventaja considerable como para superar el margen de error y decir con confianza que va por delante. Y lo que es más importante, estados clave como Ohio y Florida empiezan a caer de su lado. En realidad, a los republicanos lo que de verdad les duele son los más de once puntos de diferencia que Obama tiene sobre McCain en la última encuesta de The Washington Post y la cadena ABC, máxima diferencia alcanzada hasta ese momento.

La empresa de sondeos atribuye el salto al efecto Powell, que habría convencido a dos de cada diez votantes independientes. Gracias a ese aval, el 56% de los encuestados creen al fin que Obama tiene la experiencia necesaria para ser presidente. También su mensaje de ataque ha permeado, porque por primera vez el porcentaje de votantes que ven a McCain como la continuación de las políticas de George W. Bush es superior a la mitad. Con todo, el héroe de Vietnam sigue siendo el mejor comandante en jefe, pero sólo por 19 puntos, en comparación a los 43 que le sacaba a Obama en este apartado el mes pasado.

Faltan sólo once días y el demócrata perderá al menos dos en visitar a la abuela que le crió como una madre en el distante estado de Hawai, donde agoniza. Este viaje es la última arma de ataque de los republicanos, que ayer la utilizaban para defenderse de la ira desatada por los casi 120.000 euros en ropa y maquillaje que se han gastado en vestir a Sarah Palin y su familia. «Lo que es un despilfarro indignante es fletar un Boeing 767 de la campaña para visitar a la abuela», contraatacó el estratega republicano Brad Blakeman en la cadena NBC. «Olvídate del combustible que se desperdicia: ¿qué hay de los cientos de miles de dólares que cuesta hacer ese viaje en un avión privado cuando este tipo debería estar montándose en un vuelo comercial o llevarse un avión más pequeño?».

Su ausencia será aprovechada por McCain para una gira en autobús por el estado de Florida, considerado la llave de la Casa Blanca. Ahí, donde Obama estuvo la semana, las encuestas dan un empate técnico. Pero Ohio, el otro premio gordo de las elecciones, se ha hecho demócrata según los sondeos de la CNN. En ellos, el senador por Illinois gana 51% a 46%. La ventaja es casi idéntica en Carolina del Norte (51-47), un estado de arraigada reputación republicana en el que el demócrata ha abierto brecha, y en Nevada (51-46), considerado un duro campo de batalla. Pero quizás lo más significativo de que las elecciones pueden dar definitivamente un vuelco de color en la Casa Blanca es Virginia, un estado confederado del sur que los demócratas no han ganado en cuarenta años, y donde Obama consolida una ventaja de diez puntos (54-44). Para colmo, el que puede ser el primer africanoamericanio en llegar a la presidencia de EE UU ha puesto en jaque a su rival incluso en su propio estado, Arizona, donde ahora le saca cuatro humillantes puntos (50-46).

Lo que no se puede tener en cuenta como indicador es el resultado de las encuestas a pie de urna que se realizan en los centros de votación anticipada, abiertos ya en más de la mitad de los estados. Los sondeos confirman que la mayoría de los que hacen cola para votar estos días con tanta paciencia son demócratas que no ven la hora de proclamar victorioso a su candidato. En Virginia, por ejemplo, ha depositado su sufragio ya más gente que en todo el periodo de votación anticipada de 2004. Para cuando llegue el 4 de noviembre, se espera que la tercera parte del electorado lo haya hecho ya, aunque sus papeletas no podrán contabilizarse hasta que se cierren las urnas. Esos ensayos anticipan no sólo una participación récord, sino también nuevas turbulencias en el recuento. El estado de Virginia Occidental es el más controvertido. Allí varios electores aseguran que el sistema electrónico convirtió sus votos hacia Obama en apoyos a McCain. Los técnicos sostienen que no hay ningún error, pero estas denuncias acrecientan la desconfianza hacia un sistema que no deja rastro para un posible recuento. Muchos expertos creen que es posible manipular estas máquinas en sólo diez minutos para programar el resultado deseado. La CNN ha inaugurado una línea de quejas sobre los problemas con los que se encuentran los votantes y en una semana ha recibido 10.000 llamadas.