Cultura

Censuran en Madrid el cartel de 'Diario de una ninfómana'

Las marquesinas de Madrid gestionadas por la empresa Cemusa no podrán exhibir los carteles de la película Diario de una ninfómana, del director Christian Molina, quien se quejó ayer de la «censura» sufrida por la cinta, protagonizada por Leonardo Sbaraglia y Belén Fabra que se estrenará el próximo viernes.

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Según Molina, el filme ha sufrido una «dificultad de promoción» impuesta por empresas y medios de comunicación de la Comunidad Madrid que se negaron a decir la palabra ninfómana y a enseñar el cartel, que muestra la barriga y los muslos de una chica en bragas, con una de las manos tapando su sexo.

Y es que además de Cemusa, los medios de comunicación Telemadrid y La Cope también se han negado a incluir anuncios sobre la película. «Términos como dudosa legalidad o gratuitamente provocativa recuerdan a los informes de la censura franquista», detalló el director sobre las justificaciones para no exhibir el póster, que ganó una segunda opción, una hoja en blanco sólo con el título del film. «Pero volvimos a sufrir censura. Era la palabra ninfómana lo que les molestaba», lamentó.

«Si la obra se hubiese titulado Diario de un asesino seguramente no hubiese habido ningún problema», afirmó la francesa Valèrie Tasso, autora del libro autobiográfico que dio origen a la película. «Me escandaliza que en 2008, en España, existan unos censores así», añadió.

Mayores de 13 años

Molina recordó que el tráiler de la película tiene el certificado oficial del Ministerio de Cultura sólo para mayores 13 años. «En cambio, si pasamos por diversos quioscos de la Comunidad de Madrid, podemos ver de qué manera los niños pueden tener acceso a material pornográfico».

Con guión de Cuca Canals, Diario de una ninfómana cuenta la historia de Val (Fabra), una joven francesa de 28 años, con estudios universitarios, atractiva, con una cómoda posición económica y que busca nuevas experiencias para saciar su apetito sexual. Pero todo cambia cuando ella pierde su trabajo, se enamora perdidamente de Jaime (Sbaraglia), y, para afrontar sus deudas, acude a la prostitución como salvavidas.

Belén Fabra, la protagonista, aseguró que ha intentado estar acorde con «la estética de la película de no hacer algo vulgar». Sbaraglia contó que el papel del bipolar Jaime era «muy complejo» y le hizo aprender mucho.