El análisis regular es la única medida preventiva. / LA VOZ
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Moluscos y toxinas

Los bivalvos son propensos a la absorción de tóxicos debido a su alimentación

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A causa de su dieta y de su método de alimentación, los moluscos bivalvos son propensos a ser portadores de biotoxinas que les transmite el plácton del que se alimentan. Filtran agua y absorben el microorganismo que está infectado con la toxina, que pasa al mejillón, almeja o coquina. Son cuatro las toxinas que afectan a estas especies. La PSP tiene efectos paralizantes; quien ha ingerido unas chirlas contaminadas por este tóxico conoce los síntomas que produce, hormigueo, entumecimiento de los labios y las puntas de los dedos, somnolencia y habla incoherente. Los primeros síntomas pueden aparecer media hora después de haber comido. La intoxicación diarréica la produce la toxina DSP, que provoca desórdenes gastrointestinales (diarrea, vómitos y dolor abdominal).

La NSP deriva en problemas neurológicos; sus síntomas son similares a los que produce la PSP, aunque sin los efectos paralizantes. Es letal para los peces, aunque muy rara vez a llegado a provocar la muerte entre seres humanos. La cuarta biotoxina con la que pueden estar contaminados los moluscos -la ASP- no se identificó hasta hace 18 años; la toxina amnésica provoca pérdidas de memoria (la de a corto plazo parece ser permanente), del equilibrio y vómitos. El control de estas toxinas es complicado y las enfermedades que producen no pueden prevenirse. Cocinar el producto no las destruye. La única medida preventiva consiste en la inspección y muestreo de las zonas de producción pesquera en las que crezcan los bivalvos.