Rubalcaba, durante su comparecencia en el Senado. / EFE
ESPAÑA

El Ejecutivo dice que ETA está débil y su influencia política es ya «inexistente»

Rubalcaba pide al PP usar el nuevo consenso en favor de las víctimas

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El Gobierno está convencido de que ETA dio el paso más equivocado de su historia cuando tiró por la borda la última tregua y desaprovechó «la oportunidad que le brindaba la democracia». El ministro del Interior sostiene que a raíz de esa decisión su «incidencia política es, prácticamente, inexistente», al punto de que no ha sido «capaz de explicar la ruptura a los suyos», sólo ha conseguido «acelerar su final».

Alfredo Pérez Rubalcaba sostuvo que la organización terrorista ahora está condenada al abandono de la violencia «de manera definitiva e incondicional». No tiene, aseguró, «otra opción» y «ellos lo saben».

El titular de Interior aprovechó una comparecencia ayer en el Senado para hacer un balance demoledor de la situación de ETA tras la ruptura del alto el fuego en junio del año pasado.

De acuerdo al panorama dibujado por Pérez Rubalcaba, la organización terrorista es consciente de que es cuestión de tiempo y que «más pronto que tarde» tendrá que entregar las armas porque «nuestra fortaleza es incontestable».

Las fuerzas de Seguridad, prosiguió, tienen más efectivos y medios que nunca y están «más informadas que nunca». En definitiva, resumió, ETA «está más débil que nunca y el Estado está más fuerte que nunca».

Pero el ministro alertó de que todavía «pueden hacer mucho daño y causar muchísimo dolor» pues su «capacidad criminal es inversamente proporcional a su capacidad operativa».

Hecha esta salvedad, trató de apuntalar con datos sus apreciaciones. Indicó que en 2004, último año de actividad terrorista antes del alto el fuego, ETA cometió 35 atentados, y en lo que va de este año ha perpetrado quince.

Una caída, dijo, en la que tiene mucho que ver la desarticulación en julio del comando Vizcaya, una operación de «gran trascendencia» porque permitió desmantelar el grupo «más operativo» de la organización terrorista sólo once meses después de haberse constituido.

El golpe fue un serio revés para la organización, a juicio del titular de Interior, por el elevado número de detenciones, por los crímenes que se abortaron, por los atentados aclarados, por la infraestructura inutilizada y por la abundancia del material incautado.

Reforma

El ministro consideró que estos éxitos no pasarían de ser meras estadísticas si no están apuntalados por la unidad de las fuerzas políticas. Es indispensable, reclamó, «reforzar» el renacido consenso y propuso hacer una exhibición de esta conjunción de criterios con la aprobación de una reforma de la Ley de Víctimas del Terrorismo para que «en poco tiempo» no haya ni una sola calle o plaza con el nombre de terroristas.

Pérez Rubalcaba reconoció que el Gobierno ha recuperado «la sintonía» antiterrorista con el PP, pero negó que ese nuevo clima obedezca a una «rectificación» de su estrategia contra ETA. Garantizó que «la relación más profunda» con los populares responde a que son la única fuerza alternativa de Gobierno, pero no implica una exclusión de las demás. «Es necesario» que el acuerdo antiterrorista congregue a «todos», repitió una y otra vez ante las reticencias que mostró el PNV.

El diagnóstico del ministro del Interior no fue compartido por el PP, cuyo senador Luis Peral replicó que ETA «está más fuerte» que en 2004 ya que la organización no son sólo sus comandos, y ahora los terroristas tienen «presencia en las instituciones» a través de Acción Nacionalista Vasca y el Partido Comunista de las Tierras Vascas.

El parlamentario opositor subrayó «el fracaso» de la «política de apaciguamiento» de ETA de la pasada legislatura y se congratuló de que el Gobierno haya revisado sus posiciones.

El ministro reprochó al senador del PP ese comentario sobre el estado de salud de la organización terrorista. «No es más fuerte, pero si lo fuera, no lo diría porque sólo beneficia a los terroristas», espetó Pérez Rubalcaba en el único borrón de una comparecencia de guante blanco.