FELICIDAD. Los jugadores argentinos celebran la medalla de oro. / REUTERS
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El gol argentino, la única noticia de una discreta final

Fue un gran gol para una discreta final. Sigue sin enganchar el fútbol en los Juegos y más que lo hará si el partido por el oro es tan poco atractivo como el de este sábado. Ninguno de los dos equipos llegó a enganchar con su juego. Ni tan siquiera lo logró una Argentina plagada de jugadores ya consagrados como Messi o Agüero. Tuvo que la segunda parte la que salvó en cierta medida el espectáculo. El tanto de Di Maria bastó para que Argentina revalidara la medalla de oro obtenida cuatro años atrás en Atenas. Se contagiaron los equipos del ambiente frío que se apoderó del 'Nido'.

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A los chinos no les pone el fútbol, o cuanto menos lo viven de una manera especial. Cierto que en el campo no había nada que contar, alguna noticia de Leo Messi y poco más. Apenas sin referencias ofensivas, pese al potencial de sus hombres de arriba, la albiceleste divagó entre la nada y temió ante las embestidas nigerianas, volcadas siempre en su flanco diestro. Promisse Isaac, al borde del intermedio, gozó de una oportunidad inmejorable, lo más destacado de unos eternos 45 primeros minutos que merecen ser olvidados cuanto antes. Tomó Nigeria la iniciativa en la reanudación, imprimiendo una marcha más a la velocidad de tortuga del primer acto.

Aparición de Messi

Tampoco fue mucho, pero hizo más que Argentina. Renqueante en su juego, apareció un fogonazo de Messi que asistió para que Di María se plantara ante el portero africano y elevase el balón con una sutileza maestra. Gol de oro. No ofreció más el equipo de Sergio Batista, atrincherado ante el arreón final de Nigeria. El conjunto africano, formado por jugadores de gran poderío físico gobernó el encuentro ante una Argentina encerrada en su parcela. Sólo Messi dio señales de vida y en una de sus apariciones pudo llegar la sentencia. No hizo falta y Argentina se vengó de la derrota de Atlanta 96 en un encuentro detenido hasta en dos ocasiones para que los jugadores pudieran refrescarse y combatir el insoportable calor pequinés.