Sólo el 4,4% de los extranjeros que viven en la provincia está en paro

Cuando se aprieta el botón de la estadística para obtener el retrato robot del extranjero que trabaja en la provincia el resultado es un varón marroquí de unos 30 años con un empleo como albañil o camarero. Las posibilidades de que esté parado son bastante escasas o, por lo menos, tiene la mitad de probabilidades de terminar en la cola del Servicio Andaluz de Empleo que un joven gaditano de treinta años con cierta experiencia en el tajo o con la bandeja.

Al cierre del mes de julio, y partiendo de los datos oficiales del antiguo INEM, el número de desempleados extranjeros en la provincia ascendía a 2.554, lo que supone el 4,4% de la población total inmigrante (que es de 57.266, incluyendo niños y ancianos, según recoge la última revisión del padrón del Instituto Nacional de Estadística).

Por el contrario, el porcentaje de gaditanos parados respecto al número global de habitantes es del 9,6%. Más del doble que en los foráneos.

No sólo queda ahí la mejor situación del empleado extranjero frente al local. Si se toma la evolución del paro registrado en lo que va de año, el resultado es que el desempleo ha crecido en la provincia en un 8,06%. Si sólo se hacen las cuentas con los inmigrantes, el ritmo se ralentiza hasta el 7,3%. Y, llegados a este punto, otro dato esclarecedor es que mientras que en España el 11% de los parados totales en el cierre de julio nació al otro lado de los Pirineos o del Estrecho, los 2.554 desempleados con permiso de residencia en Cádiz representan poco más del 2% de los 117.390 personas apuntadas en las oficinas del SAE en la provincia.

¿Hay más trabajo entonces para los extranjeros que para los gaditanos? No. En realidad, Cádiz apenas tiene trabajo para nadie y por algo es la provincia con mayor tasa de paro del país. La explicación es que hay muchos menos inmigrantes en la provincia que en otras zonas. Sólo el 4,6% de la población que reside en suelo gaditano es extranjera, frente al 8,7% de media en Andalucía, el 13,01% que se alcanza ya en España y casi el 20% que se ronda en provincias no muy lejanas como Almería o Málaga. Este abismo entre oriundos y forasteros se ratifica en la tasa de trabajadores con otra nacionalidad (porcentaje de éstos sobre el total del mercado), que en Cádiz es del 2,73%; en Andalucía, del 6,51%; y en España, del 10,32%.

Un cambio lento

Y eso que en los últimos años ha empezado a cambiar la situación y «el incremento de la población extranjera está siendo uno de los factores de mayor relevancia en el mercado de trabajo de la provincia de Cádiz durante los últimos cinco años», señala un informe realizado por el Observatorio Ocupacional del Ministerio de Trabajo.

De hecho, y mientras que la población gaditana ha crecido en el último lustro a un nivel del 4,4%, el incremento de la presencia ajena ha superado el 80%, es decir, cerca del doble.

¿Y por qué no se deja sentir esa influencia sobre el paro? Las explicaciones pueden ser muchas y podrían nacer de la evidencia de que Cádiz no es una provincia que ofrezca muchas oportunidades y, por lo tanto, no vienen demasiados inmigrantes en busca de un empleo. Pero el estudio elaborado por el Ministerio de Trabajo revela que, curiosamente, el saldo entre extranjeros contratados que salen de la provincia y los que entran es positivo para los que vienen. En cambio, la movilidad laboral entre los nacionales presenta el saldo negativo más elevado de toda España, es decir, los trabajadores gaditanos se van fuera.

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