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Gafas

En los prolegómenos de la primera serie de los 100 metros masculinos, la gran prueba del atletismo, el locutor de Teledeporte centró sus comentarios en Fabio Cerutti, al que definió como un tipo de «buena planta» y «un cuerpo espectacular». También recordó que disponía de «buenas marcas». Las cámaras de televisión se trasladaron inmediatamente al italiano. Le mostraron atusándose primero el pelo, rubio, y, después, sujetándose sus gafas... ¿de sol! De diseño, por supuesto. No se apreciaron en él signo alguno de nerviosismo. Parecía pasar olímpicamente de la competición.

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Mientras los rivales preparaban concienzudamente su salida, Cerutti seguía retocándose y, claro, pasó lo que tenía que pasar. Que se quedó «haciendo el gesto en los tacos» y «complicó la vida a todos», repitió el presentador. Al segundo intento, el italiano, ya con sus gafas bien puestas, comenzó a esprintar. Sin aparente gran esfuerzo. En cambio, con una magnífica salida, el gran favorito, el jamaicano Usain Bolt, hizo rápido los deberes y, casi sin despeinarse, cruzó la línea de meta. Nadie le tosió. Mucho menos Cerutti. Con 10,49 se quedó lejos de sus mejores marcas. Debió pensar que los logos los lleva ya bien impresos en sus patillas. Con un estilo inequívocamente italiano y ese apellido -muy similar al del creador Nino Cerruti- qué esperaban, que fuera a malgastar todo su esfuerzo en marcas de saldo.

Mientras, Michael Phelps, el héroe de Pekín, pulveriza marcas, pese a las jugarretas de sus gafas. El nadador estadounidense se encolerizó al batir por sólo seis centésimas su récord de 200 mariposa tras entrarle agua y cloro al movérsele sus gafas de agua, que no de diseño. «Tuve problemas para ver», confesó. Y gafas es lo que necesitan quienes quieren ver gestos de racismo a raíz de la polémica suscitada por la fotografía publicitaria de los jugadores de baloncesto masculino y femenino españoles posando con los dedos estirando los ojos como si fueran chinos. Fue «hacer el payaso, pero no es ofensivo», reconoció Pau Gasol, con los ojos bien abiertos, pero sin lentes de ningún tipo.