MUNDO

Máxima tensión en la región china de Xinjiang tras un nuevo atentado con 11 muertos

El terrorismo islamista volvió a golpear China en la región noroccidental de Xinjiang, a 3.000 kilómetros de Pekín, aprovechando el escaparate mundial de las Olimpiadas. De esta manera, los movimientos independentistas que luchan por la secesión de Xinjiang, una zona habitada por ocho millones de musulmanes turcófonos de la etnia uigur, pretenden dar a conocer sus reivindicaciones y aguarle la fiesta olímpica.

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Según informa la agencia de noticias Xinhua, el balance final de este último atentado asciende a 11 muertos, de los cuales diez eran presuntos terroristas y uno, un guardia de seguridad. El ataque ocurrió en Kuqa, una localidad de 400.000 habitantes situada a unos 700 kilómetros de la capital provincial, Urumqi, en la que se desató una auténtica batalla callejera durante la madrugada de ayer.

A las dos y media de la madrugada, y siempre según la versión oficial de las autoridades chinas, un motocarro cargado de explosivos penetró en una comisaría y causó una explosión en la que murió un guardia de seguridad y resultaron heridos dos policías y dos civiles. Los agentes dispararon sobre los atacantes, matando a uno de ellos mientras el otro se hacía estallar. Tras capturar a dos activistas, uno de los cuales quedó herido por la explosión de su compañero, los policías se enfrentaron a otros supuestos terroristas en un mercado cercano. El ataque demuestra la voluntad de los terroristas de actuar durante los Juegos, pero también su incapacidad para golpear al régimen en Pekín.