BASE. Mostrador de la compañía en el aeropuerto malagueño. / CARLOS MORET
Economia

Spanair mantendrá las bases de Madrid y Barcelona y eliminará el resto, incluida la de Málaga

Los sindicatos critican la «pésima gestión» de la compañía

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Las relaciones entre el propietario de Spanair, la sueca SAS, y los sindicatos se prevén muy tensas. Ambas partes están condenadas a entenderse, al menos en teoría, aunque los primeros contactos no presagian nada bueno. De hecho, según fuentes sindicales, la compañía aérea se plantea eliminar dentro de su plan de ajuste cinco de sus siete bases para mantener sólo las de Madrid y Barcelona. Así, la aerolínea, que cuenta además con un centro de trabajo en Alicante, podría estudiar el cierre de las bases de Las Palmas, Tenerife, Bilbao, Palma de Mallorca y Málaga.

Los trabajadores se muestran muy inquietos y exigen un plan de viabilidad antes de negociar un expediente de regulación de empleo. Los pilotos, en concreto, exigieron la salida de los gestores de Spanair, al acusarles de no haber sabido aprovechar los buenos momentos y de haber llevado a cabo planes estratégicos desastrosos. Aún no hay cifras oficiales, pues se han de tratar en la negociación que se abrirá el próximo día 22, pero los sindicatos estiman que el ajuste ideado por SAS afectará a 120 pilotos, 220 tripulantes de cabina (azafatas y sobrecargos) y a unos 740 trabajadores de tierra.

La intención de los representantes de los trabajadores es que las salidas sean siempre lo menos traumáticas posibles. Por ejemplo, a través de jubilaciones, bajas incentivadas o negociadas y reducciones de jornada.

La eliminación de las cinco bases es casi segura, aunque ese paso no supone otra cosa que la desaparición de esos centros como lugares con una representación fija de tripulaciones y empleados. La cuestión para estos trabajadores es que en muchas ocasiones viven en la ciudad donde tienen base, con lo que si se les traslada a Madrid o Barcelona tendrán un serio problema. El objetivo de los sindicatos es que a estos 'extraditados' se les de la oportunidad de volar a sus casas al terminar la jornada laboral. Más dudas plantea la anulación de Palma de Mallorca, donde Spanair tiene su sede central y la parte del león de la plantilla.

Poca efectividad

Spanair comunicó ayer que los vuelos en las rutas que quedarán anuladas 'desaparecerán' a partir del día 27, en función de cada uno de los aeropuertos. La compañía matizó que quienes tengan reserva para fechas posteriores al abandono de las rutas podrán volar con otras aerolíneas con las que se sellarán alianzas 'ad hoc'. Al desasosiego lógico en un proceso como el que vive la aerolínea se suma en muchos casos el enfado de la plantilla ante lo que consideran una «gestión nefasta durante los últimos años».

Una operación compleja y poco rentable, el exceso de bases y, sobre todo, una inacción insultante durante los años en los que la demanda aérea crecía alternada con una política comercial muy poco efectiva es lo que más molesta a la plantilla.

De hecho, el sindicato de pilotos, Sepla, se mostró completamente dispuesto a colaborar con la empresa a encontrar una salida a la crisis pero fue inflexible en lo que a los gestores se refiere. «Queremos la salida de los gestores, que han planteado planes estratégicos irrealizables y han fracasado estrepitosamente», dijo el sindicato.