Oro en Marbella

Isabel Preysler se enfrentaba a un trascendental dilema: ¿Qué me pongo para una fiesta llena de glamour, sí, pero al fin y al cabo en la playa? Mujer de reconocido talento para la cosa de la imagen, Preysler optó por un elegante, a la par que sencillo, conjunto de Roberto Cavalli con el que fácilmente podría haber acudido a una cena informal con amigos. Pero (y en esto reside la sabiduría oriental) lo complementó con un espectacular sautoir de perlas esféricas australianas de 1,70 metros de longitud, con el que se envolvió hombros, escote y espalda, como si la carísima pieza fuera fular en lugar de collar.

A partir de ahí, Isabel situaba el listón de lo chic a una altura prácticamente inalcanzable... Si no fuera porque a esa fiesta acudió otra maestra del estilismo: la infatigable Naty Abascal. Naty, que lucía un profundo bronceado (casi tueste torrefacto) netamente marbellí, eligió para la ocasión un destellante vestido de Blumarine, de cuello halter y lentejuelas plata y fucsia, combinado con unos enormes pendientes Élite de oro blanco y diamantes... ¿Duelo de elegantes sobre la arena?

Nada de eso. Lo que se celebró la noche del martes en el Puro Beach fue una de esas alegres y rutilantes fiestas que organizan siempre a la bilbaína (quietos, que invito yo) los joyeros Suárez. En este caso para celebrar dos cosas: que acaban de abrir su primera tienda en Marbella y que lanzan Idalia, una nueva colección de joyas en oro amarillo, ónix y ágata blanca, para gente joven. Cristina Tosio, modelo española que triunfa ahora mismo en Nueva York, es la imagen de esa nueva colección; igual que Isabel Preysler lo es de Élite y Martina Klein de Veris. Las tres musas de Suárez -algo así como Las tres Gracias de la joyería clásica- coincidieron esa noche en Marbella junto a otras muchas famosas. Entre ellas, Mar Saura, Carmen Lomana, Cari Lapique, relaciones públicas de la firma anfitriona, y su hija Carla Goyanes.