El PSOE da el mayor vuelco ideológico desde que abandonó el marxismo

El PSOE dio luz verde en su 37 Congreso al mayor vuelco ideológico desde 1979, cuando decidió el abandono del marxismo. El partido gubernamental incorporó a su acerbo doctrinario la primacía del individuo, «como objeto de acción del socialismo», en detrimento de las corporaciones, el partido o el sindicato.

El ponente Ramón Jáuregui lo resumió así: «las aportaciones ideológicas son similares a las del de 1979, salvando las distancias». Se ha abierto el camino, dijo, al «socialismo de los ciudadanos, al republicanismo cívico y al individuo como objeto de acción del socialismo»; es la izquierda «del siglo XXI». Se trata, prosiguió, de alcanzar «el ciudadano blindado» en sus derechos y libertades.

Los socialistas tenían la sensación de que vivían momentos para la historia y llegaron a acuerdos, casi todos por unanimidad pese a las notorias desavenencias de partida. Cuatro meses después de haber rechazado incorporar a su programa electoral una reforma de la ley del aborto, la aceptaron ahora. «El PSOE apuesta por una ley de plazos», proclamó Silva. La vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, de paso por el congreso, acogió el envite y anunció que el Gobierno no será refractario a esa petición y elaborará una nueva ley «vanguardista» que recogerá «las experiencias más innovadoras de las leyes europeas» para que España «esté a la vanguardia».

Los avances en la laicidad del Estado se harán «con mesura», según Jáuregui, pero sin pausa porque la aconfesionalidad es un proceso que requiere «generaciones» y no se puede «imponer por ley» un concepto que conjuga «la moral pública y la ética constitucional».

Los socialistas abogan por «la desaparición progresiva de símbolos religiosos» en los actos públicos, es el adiós a crucifijos y biblias en las ceremonias civiles, pero se mantendrán los funerales de Estado por la sencilla razón de que la filosofía laica no tiene, precisó el ponente, «una liturgia alternativa para despedir a un ser querido». No habrá ruptura de los acuerdos con el Vaticano ni una revisión de la financiación de la Iglesia como proponían varias enmiendas, pero Jáuregui recordó que la Constitución establece que ese vínculo económico «no puede ser eterno».

En materia lingüística, Cataluña será el modelo «de referencia» para el PSOE. Los socialistas consideran que «el castellano no debe defenderse de las lenguas autonómicas» porque no tiene necesidad y, por ende, «no hay razón para dividir al país». Los ciudadanos, sostuvo, tienen «derechos» a educarse en las dos lenguas si viven en una comunidad que las tenga, «lo grave» sería que no puedan hacerlo en una de ellas.

En el plano orgánico el PSOE afinará sus mecanismos de democracia interna para que todo candidato a secretario general, sea del partido, de una federación o una agrupación, tenga que presentar al menos el 20% de los avales, ahora el mínimo es el 25%, pero no podrá sobrepasar el 30%. Esta novedad abre la puerta a la pluralidad de los candidatos.