La crisis hace temblar las rebajas

El Euríbor alcanza su techo histórico y el barril de petróleo va camino de los 140 dólares, ¿quién dijo crisis? Ayer era jornada de rebajas y los consumidores moderan sus impulsos para conseguir las mejores gangas.

Diez de la mañana en la calle Columela. Los establecimientos de las grandes cadenas abren sus puertas puntualmente para recibir a los primeros clientes. En poco más de media hora las tiendas empiezan a llenarse y camiseta arriba, pantalón vaquero abajo. Se forman las primeras colas frente a los probadores pero hay menos afluencia de lo normal en estas fechas en los mostradores de la caja. El primer día es sólo un entrenamiento y preparada para la batalla está ya Cristina Pinto, encargada del establecimiento de la marca Desigual. «Las complicaciones vienen en días posteriores, cuando la gente comienza a hacer cambios y devoluciones», asegura.

Éste año los comerciantes han colgado desde primera hora los descuentos del 50% para dar salida al excedente de almacén. El bajo nivel de ahorro y la llegada tardía del calor ha dejado en los percheros gran parte de las colecciones que ahora están a punto para los descuentos. Ésta es la carta que tenían guardada los empresarios del sector para avivar el consumo, que aún permanece ralentizado.

Once y media. La calle Columela es un hervidero de usuarios y bolsas. «Menos que otros años», dice uno de los taxistas que hace parada en el enclave; «los mismos agobios de siempre» le discute otro. Subiendo por la plaza del Palillero los gaditanos empiezan a acercarse a los comercios tradicionales, que reciben a los primeros clientes de la mañana. Hasta el momento pocas aglomeraciones en los establecimientos. «La tarde es más provechosa, porque ahora la gente está trabajando o baja a la playa», insiste Antonio Bienvenido, conocedor de la dinámica tras 20 años montando rebajas en Tinoco. «En cada temporada los consumidores dicen que van a gastar menos y al final las compras son las mismas», asegura convencido de que esta temporada no tendrá diferencias con la anterior.

Esquina con la calle Valverde se encuentra Isi, la tienda de Juan Tobar, presidente de la asociación de comerciantes del centro. Ropa de firmas y precios fijos, «nada de utilizar la fórmula de hasta el 50%». El propietario confía en que los descuentos aviven el consumo y calcula que los comercios tradicionales pueden acumular en sus almacenes entre un 10 y un 20% más de la mercancía que habitualmente se reserva para esta época. Tobar insiste en que la crisis «moderará las compras compulsivas».

¿Y las gangas?

Del otro lado del mostrador, los usuarios no parecen tan tentados por las gangas. Carmen Moreno, de 37 años, se ha escapado unos minutos de su trabajo para dar una vuelta por las rebajas. «La verdad es que he visto buenos precios, pero pensaba que serían más bajos», asegura, mientras comprueba la etiqueta del vestido de firma que ya tiene fichado. «Ves, le han quitado sólo 20 euros (su precio anterior era de 350). Esperar para ésto no tiene sentido», se lamenta.

Pasan ya varios minutos del mediodía y la afluencia en la calle Valverde es moderada. Kuki López, gerente de Staff Urban Wear, especializada en moda joven, se muestra convencido de que la crisis va a mejorar las ventas en rebajas. «Éste año tenemos ofertas mejores que ningún otro y las colecciones están casi al completo». La temporada de primavera no ha funcionado bien y todas las espectativas están puestas en el periodo de descuentos, en el que se consigue un volúmen de negocio del 30%.

Un poco más arriba, girando hacia José del Toro, se encuentra la tienda de calzados Daniella, que aún no tiene colocado todos los zapatos. «El primer día nos ha pillado desprevenidos», confiesa Pepa Catalán, una de las empleadas. Los meses fuertes de los negocios de este tipo son los de primavera y éste año no ha tenido demasiadas diferencias con ejercicios anteriores. Habrá que esperar a finales de mes para ver el balance.